"Esto es lo que te gusta hacer, esto es lo que sabes hacer bien, hazlo hasta el límite y estarás satisfecho". Harry Wilson

viernes, 9 de octubre de 2009

El SOLUCIONADOR.

Una temporada más, 5 semanas de entrenamiento y vuelta a los mismos errores de todos los entrenadores de este deporte. Parece que sea una cuestión natural, pero no. Los entrenadores de este deporte vamos más allá de ser simplemente eso, entrenadores. Sabiendo que la forma y el rendimiento se consiguen con un conjunto de acciones que van más allá de la simple ejecución del entrenamiento diario, nos implicamos en todo aquello que pueda alterar lo que llamamos el “entrenamiento invisible” y uno de los verdaderos responsables de conseguir un rendimiento óptimo. Confidentes, asesores, conductores, hermanos, amigos, casi padres, psicólogos, farmacéuticos, médicos, fisios, profesores, financieros, etc… son solo algunos de los papeles que nos toca desarrollar en nuestra acción de entrenar. Algunas veces por querer controlarlo todo, otras , muchísimas, demandados por el propio atleta, que busca la protección de su entrenador para tener un sentimiento y seguridad de que su rendimiento está a buen recaudo depositando toda la confianza en él. Supongo que es el sino de entrenar deportistas individuales. Sé, quizás, más de la vida de los atletas que entreno, que sus propios padres. Sé cosas de mis atletas que ni ellos saben que las sé. Y otras tantas que desconozco! Parece increíble, pero los entrenadores nos enteramos de cosas poco importantes para el rendimiento de nuestros atletas y muy importantes o “secretas” para ellos; y a veces cosas realmente que determinan su rendimiento nos son escondidas. En fin, realmente estamos en un deporte en el que una relación “fria” y estrictamente técnica entre entrenador y atleta no asegura el éxito. La confianza es determinante para rendir y conseguir un determinado “status” deportivo. Algunas veces, por suerte pocas veces, algunos confunden la implicación del entrenador con una obligación de actuar así, la gente se instala en la rutina de creer que tenemos que acabar siendo esclavos de nuestros propios atletas. Después llega el poco reconocimiento de no haber hecho mucho por nuestros deportistas. Como he dicho algunas veces, es un deporte con un grado de ingratitud existente y palpable. Total, que una temporada más y vuelta a la misma dinámica, al mismo rol, a estar ahí , siempre al pie del cañón para hacer de bombero y asegurar la tranquilidad del deportista, para que pueda entrenar día a día únicamente concentrado en conseguir hacer su objetivo en realidad. ENTRENADOR no es quizás la palabra más adecuada que se pudo inventar para denominar nuestro papel. Quizás el término de SOLUCIONADOR hubiera sido el ideal!


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