"Esto es lo que te gusta hacer, esto es lo que sabes hacer bien, hazlo hasta el límite y estarás satisfecho". Harry Wilson

viernes, 5 de diciembre de 2014

NUESTRA forma de vivir.

El atletismo es una forma de vivir. Es sentirse realizado después de haber hecho un gran esfuerzo, independientemente de si has tenido premio o no. Llegar hasta nuestros límites físicos da sentido a todo aquello que hacemos, y nuestra vida gira en torno a esa prueba de superación de nuestra capacidad a que la sometemos casi cada día de nuestra vida deportiva. Después, encima, la sometemos a examen, la ponemos a prueba con luz y taquígrafos, el crono, los jueces, para oficializar de que, o nos hemos superado o que lo hemos intentado y volveremos a hacerlo. Y así……..durante un largo período de muchos años, período que marcará nuestro carácter en el futuro y que siempre tendrá presente de donde procedemos, de que estilo de vida quisimos llevar, de que principios y valores adoptamos, y de que deporte hicimos nuestra religión, nuestro deporte!

De manera continua, el día a día de los entrenamientos nos enseña a superar problemas, nos forja el carácter para superar todo tipo de situaciones de dificultad física que después aplicamos a nuestra vida fuera de los estadios, en las relaciones, en el trabajo o en los estudios. Estamos hechos de tartán, de césped, tierra y barro o de asfalto y sea cuál sea nuestra procedencia atlética nos creemos diferentes al resto de personas, y es que ….lo somos! Tengamos o no buenas bases y criterio técnico, tengamos talento o no, nuestra mentalidad sabe y entiende de que lo damos todo entrenando, nos agotamos, y sea cual sea nuestra situación en la vida diaria, tengamos el problema que tengamos, con dificultades horarias en el trabajo o con poco tiempo para estudiar, volvemos día a día a practicar una religión, que aunque técnicamente sea más razonable muchos días bajar la intensidad de nuestro entrenamiento por falta de recuperación, nos negamos a llevarlo a cabo por ponernos aún más a prueba de cuales pueden llegar a ser nuestros límites.

Sin embargo, a veces, el problema es de difícil superación. Una lesión, un problema importante externo al deporte, o pasar un mal momento personal dejando al descubierto una crisis de identidad en el significado de todo lo que hacíamos, puede hacer tambalear esa forma de vivir. Hoy sí, mañana no, hoy entiendo que significa “entrenar”, mañana no tengo ganas, hoy tengo claros los principios y valores del deporte, mañana lo único que me importa soy yo, etc. Las actitudes cambian cuando las circunstancias se convierten en difíciles de superar…………o no!

Si algo he aprendido de tantos años en nuestro deporte, primero como un sacrificado y disciplinado atleta y luego como un comprometido entrenador, es que el compromiso con esta forma de vivir me aporta todas las soluciones a los problemas de la vida. Puede ser una postura muy banal o superficial delante de algunos problemas serios, una fantasía dentro de la realidad que nos rodea, pero esa no es solo una sensación que sienta yo, sino que comparto con un gran porcentaje de la comunidad atlética. Refugiarse y protegerse por los valores y principios genuinos que aporta el atletismo es una gran autopista hacia la superación de todos los problemas. Valorar el esfuerzo del equipo que te rodea y valorar tu propio esfuerzo y compromiso con uno mismo como atleta, darle sentido a cada uno de los kilómetros realizados a cualquier intensidad y entender el sentido del porqué tu entrenador lo ha dispuesto así y tu lo has realizado convencido de tu superación, da una fuerza interior que puede suponer un arma de lucha contra todas las dificultades que nos encontramos y que ningún problema externo puede contrarrestar.  Estamos en crisis, económica y de valores, la gente deja su vida y se ve obligada a emigrar al extranjero, estamos rodeados de problemas sociales y personales, etc, pero nada encarna mejor las ganas de superar todo aquello que nos intenta engullir, como la superación diaria a través del ejercicio físico, a través del atletismo, y de correr en nuestro caso. Cada día, cuando nos calzamos nuestro par de zapatillas, somos capaces de dejar atrás mil y un asuntos, nos transformamos y disfrutamos, reímos y compartimos, nos esforzamos y machacamos y en definitiva, nos superamos, que de eso se trata para dar sentido a lo que hemos elegido para nosotros. Es una forma de vivir, como otras, pero es NUESTRA forma de vivir.



martes, 7 de octubre de 2014

La magia de inspirar y no de mandar.

Esta temporada, desde mi lado de entrenador, la inicié con una profunda reflexión, sugerida por algun atleta de mucha confianza. Cada cierto tiempo, a través de los “clics” rutinarios a los que estamos acostumbrados diariamente,  los entrenadores perdemos la perspectiva de nuestra misión y nos convertimos en jefes en vez de líderes de nuestro grupo de entreno.
La verdad es que mi grupo de entrenamiento me ha valorado muy bien siempre (evidentemente con algunas excepciones), se ha sentido arropado por mí en todo momento, y me consideran una persona dialogante con ellos. Sin embargo, después de tomarme ese pequeño tiempo de reflexión, he llegado a la conclusión de que estaba ejerciendo de “jefe”, un buen jefe, eso sí, bien valorado por sus atletas, pero que no era el papel que yo quería para mí.

Porqué, como entiendo este deporte tan duro, el papel del entrenador ha de ser el de un líder para su grupo. Ha de saber guiar antes que dirigir, ha de saber inspirar, antes que mandar.

Cada cierto tiempo, cada entrenador debería hacer un proceso de reseteo, ya que la rutina en las que nos vemos sumido, nos “apalanca” en nuestro papel y poco a poco, de manera poco perceptible para nosotros, vamos cambiando nuestra manera de gestionar nuestro grupo. Y sin darnos cuenta se va creando un proceso de alejamiento de los problemas cotidianos, hasta caer en una relación de respeto, pero lo suficientemente distanciada para que ya no sea la figura que lidere el grupo y si solamente la persona que dirige sus entrenamientos a secas. Y es evidente que con eso no hay bastante para rendir! El entrenador ha de saber dar lo que espera cada uno de sus atletas de él, para motivar e ilusionar a cada uno de esos atletas para que hagan un trabajo encomiable. Y es que no hay otra manera de llegar a la superación, a la excelencia, que actuando de una manera concreta y decidida: motivados, con entusiasmo y sobre todo, sintiendo el apoyo y la confianza técnica detrás, cada día de trabajo.

Yo siento que mis atletas necesitan día a día tener la seguridad de saber que no se han fallado, de que se han sacrificado por su sueño y objetivo. Y el papel del entrenador, hojita de entrenamiento aparte, es esa fundamentalmente. Dar confianza, crear empatía (como cuesta joder! Lo reconozco, lo más difícil de la tarea de liderar es acertar en cada mensaje, para que cada palabra vaya en la correcta dirección, tal como espera el entrenador y el atleta que sea recibida.) y subir la motivación y al autoestima en los buenos y malos momentos es la tarea en que mejor debe emplearse cada entrenador para ser considerado, no un buen entrenador, sino un GRAN entrenador. Los resultados, no hay duda, vendrán detrás de esa actitud general y esa declaración de principios.

La primera reunión que tuve con mis atletas esta temporada fue una sorpresa para ellos, ya que me encargué de darle cierto misterio con los mensajes que transmitía. La verdad es que los sorprendí de manera positiva. No se que esperaban de aquella reunión, pero se que no se esperaban mi mensaje, los cogí desprevenidos y creo poder decir con seguridad que acerté!
Llevé material audiovisual que quería enseñarles y cada uno de los videos que les enseñé hizo su función reflexiva. Empecé con el video que acompaño esta actualización, para acto seguido pedir “perdón” por ser su jefe! La reunión salió impecable y conseguí que mis atletas salieran de allí con otra actitud de cara a esta temporada. Uno de ellos, se despidió diciéndome: “- Andreu, quiero más reuniones así!”, fue especialmente emocionante por la persona de quien venía ese comentario. En ese momento descubrí que aquello había valido la pena.. El resto se fueron convencidos de que habíamos pasado un buen y muy útil rato de confesiones, explicaciones, emociones y que sentamos una gran base de actitudes para trabajar en esta nueva temporada.

Elegí para iniciar esta reunión, este video de “Waitin’ on a sunny day” de Bruce Springteen, descubierto leyendo a Xesco Espar y que representa todo aquello que uno puede desear para liderar un grupo humano. Lo que vemos allí es puro disfrute, puro entusiasmo. Como un líder se funde con su banda, y ambos crean una atmósfera que acaba de fundirlos con su público y convertirse todos en un único "todo" disfrutando de un instante mágico. Es la magia de inspirar y no de mandar.


miércoles, 1 de octubre de 2014

También de errores vive el entrenador.

Hace un par de actualizaciones, comentaba mi responsabilidad sobre el hecho de no haber conseguido el objetivo que tenían algunos de mis atletas la temporada anterior. Hacía referencia a un error técnico que, para mí, condicionó de forma importante las carreras y resultados de alguno de mis atletas.

La cuestión se inicia a final de hace dos temporadas, la 2012-2013, cuando mis atletas me transmiten el cansancio mental que sufren de la manera de trabajar la velocidad en las últimas temporadas. Está claro que había que cambiar de estímulo, a pesar de que los resultados trabajando así eran óptimos.

Así que buscando las opciones que podía tener, sin variar mi filosofía de cómo habíamos trabajado esa capacidad hasta ese momento, opté por sacarla de la pista y llevarla a la playa, con una progresión en la línea de trabajo de tres fases, de un trabajo general a uno cada vez más específico, una en cada uno de los periodos de entrenamientos afectados por el cambio. A partir de allí entrábamos en la parte final de la preparación y entrábamos en pista realizando el trabajo habitual de cada temporada. Junto a este cambio realicé otro en el mismo sentido, sacando la sesión de la pista para llevarla a la naturaleza. Desde el primer momento estuvieron encantados con el tema, felicitándome por la opción escogida, mucho más motivante para ellos que la realizada tantas temporadas anteriores. Había conseguido mi objetivo, liberarlos de esa carga mental y además, inyectar una carga de motivación extra. Miel sobre hojuelas!

Desde el primer momento tuve la misma duda, la única duda! Que pasaría con la reactividad del pie trabajando en la arena y que tipo de “tono” muscular resultante encontraría al final de este proceso. Les argumenté mis motivos para hacer de esta manera la velocidad, pero me callé las dudas de manera clara (si les dije que había riesgo en lo “desconocido” de la opción elegida por mí). Creo que era honesto por mi parte argumentar las ventajas y advertir de lo desconocido. Todo fueron parabienes, no había atisbo de dudas por parte de ninguno de mis atletas. No podíamos empezar a trabajar de esa manera con inseguridad!

Al cabo de unos meses, la sensación era que todo estaba en orden, las sesiones salían sin dificultad, los controles en entrenamiento de sprint corto eran buenos, sin ser los mejores, pero buenos. Sin embargo, pronto, en abril, descubrí mi “cagada” solamente en la primera competición realizada sobre 400 metros en liga catalana ya ví que “algo” no estaba en su sitio. La zancada se presentaba más corta de lo habitual, la reactividad del pie (maldita reactividad) no era la misma! La altura de la zancada también era inferior. Y la flexión de la pierna en el momento del paso del cdg por la vertical se presentaba más hundida.

En ese momento no les dije nada, los entrenamientos salían igual o mejor que en la mejor forma de siempre, sobre todo por la mejora aeróbica habida y no era cuestión de crear una incerteza en una momento de la temporada en la que se encontraban muy motivados y veían salir sus tiempos. Achaqué a un accidente de un día esa prestación en 400 m.lisos.

Empezó el periodo competitivo y las marcas no acababan de salir, aunque la motivación era máxima! La razón técnica es que ese conjunto de cambios en la zancada restaron las prestaciones en la posible mejor marca que podían realizar en 400 metros, la mejora aeróbica permitía correr rápido la primera mitad de la prueba, pero demasiado cerca de la máxima capacidad, mucho más de lo normal. Esa zancada “anormal” se encargaba de hacer el resto en la segunda vuelta de la prueba. Si mis atletas hubieran tenido una capacidad aeróbica de un “millero” hubieran corrido muy rápido, pero más rápido aún el milquinientos. Sin embargo, eran “buenos” aeróbicamente para los 800 metros, pero insuficiente para compensar esa perdida en la zancada, y lejos de las prestaciones de un millero de élite.

Esto afectó al rendimiento de tres de mis atletas, ya que otros tres partían de marcas fáciles de mejorar, como así hicieron. En la noche de vuelta del último día del campeonato de España absoluto, confesé mi error detectado hacía meses a mis atletas. Creí que mi deber era ser honesto con ellos, si era el entrenador quien se había equivocado. Alguno criticó mi honestidad, al igual que la que he tenido este inicio de temporada, argumentando que diversos sectores profesionales vinculados a nuestro deporte aducen que ser tan honesto provoca incerteza. La incerteza la podría haber provocado cuando detecté el problema, y no lo hice, ya que la única arma de que disponía para compensar mi error, era la dinámica motivadora del grupo. Los atletas no saben (ni tienen que saberlo) cuanto callamos los entrenadores a lo largo de la temporada para no crear dudas e incerteza, pero es bastante más de lo que imaginan. Valoro la honestidad por encima de las marcas que pueda conseguir cualquier atleta. A mi me gustaría tener dialogo honesto permanente con mi entorno y eso es lo que intento transmitir. Evidentemente los errores se pagan, en este caso con confianza, a pesar de admitirlo, y evidentemente, lo estoy pagando.  


miércoles, 10 de septiembre de 2014

Ilusionado como siempre!

Temporada nueva es sinónimo de estar….ilusionado como siempre! Parece mentira, llevo casi toda la vida metido en este deporte y hay una cuestión que se repite una y otra vez en las mismas fechas cada temporada. Cada inicio de temporada, demostramos lo apasionados que somos de nuestro deporte encontrando motivaciones nuevas para empezar a entrenar. Quizás sea un verdadero “enfermo” del atletismo, pero cada septiembre lo empiezo ilusionado con los objetivos de mis atletas, incluso aquellos que no tienen porqué tener objetivos importantes me despiertan una ilusión inusitada. Después de muchos años entrenando a atletas, lo que debería ser una rutina repetida, no lo es, es más, es todo lo contrario y se convierte año tras año en algo “mágico” que despierta muchísima ilusión.

Creo que puedo afirmar sin riesgo de equivocarme que soy un verdadero apasionado de este deporte. Quizás, también, que tengo claro de donde vengo y donde volveré algún día, al mismo sitio donde todo empezó. No podemos mantenernos eternamente con objetivos que no son los normales de un club de atletismo de toda la vida. Haber podido tener continuamente la posibilidad de entrenar atletas para conseguir mínimas internacionales o medallas en campeonatos de España de todas las categorías no es la normalidad en este tipo de clubes de ciudad o pueblos con medios económicos insuficientes para gestionar grupos de nivel. Sin embargo, aún tengo la suerte de disfrutar de ese privilegio, suerte que viene repitiéndose ininterrumpidamente desde el año 2004, cuando un grupito surgido desde la escuela de atletismo del C.A.Laietania, generado por una gran dinámica de grupo, consigue ganar su primera medalla en un campeonato de España de cros por equipos en categoría juvenil. No deja de ser curioso que este inicio empiece con una medalla de equipo y no individual, de lo cual me enorgullezco, ya que demuestra que lo que iniciamos hace 10 temporadas estaba llevada por esa dinámica de grupo antes comentada y no solamente por la aparición de una única estrella. A partir de allí, pudimos disfrutar como, hasta 9 atletas del grupo, podían ganar una medalla en campeonatos de España en diferentes categorías o como podía ver la participación de hasta 5 atletas a la vez en un campeonato de España absoluto, ese campeonato que, años antes, veía imposible y muy lejano  y disfrutaba viéndolo por la tele. Es increíble cuantas vueltas da el mundo y la vida, al ser yo, quien me lo iba a decir, el que ha tenido la inmensa suerte de poderlo narrar por aquel canal al que aferraba mis sueños de un día poder participar con atletas entrenados por mí!. Mary, Ceci, Judith, Raquel, Mireia, Vicky, Elena, Mude, Atte, Uri, Moha, Alex, Vicenç, Martí, Lars, Juani y Mamadou (espero no estar dejándome a alguno) son los atletas que he tenido el privilegio de entrenar estos 10 años y que han asistido a algún campeonato de España, el objetivo que justificaba toda una temporada! Sin embargo, es curioso como otras situaciones me producían incluso mas motivación que esos logros. Recuerdo como estaba de feliz el día que Miriam consiguió correr en 2.26 los 800 metros! O la felicidad con la que venía a entrenar cada día Cris Itchart! O como ha luchado por su futuro Carlos Robles! O como Eva cada carrera que hacía era un canto a la superación! O como Marina ha superado un año difícil sin abandonar la práctica de este deporte. Me enorgullezco tanto de todo esto como de cada participación en una competición importante. Y es que, a pesar de ser un deporte individual, llevado a cabo por deportistas con una importante carga individualista, siempre he puesto por delante  la formación de la persona y el colectivo, cosa que a veces no se acababa de entender bien. Normal en un deporte con esas características!

En estas 10 temporadas, en cada final e inicio de la siguiente, como en la mayoría de clubes o grupos de entrenamientos hemos sufrido idas y venidas, normalísimas en edades adolescentes y más normales aún en grupos que, sin estar preparado para ello, adquirían una calidad difícil de ser valorada por sus propios componentes. Y en estas 10 temporadas, una detrás de otra, mi motivación siempre, increíblemente, ha sido como la de un niño delante de un escaparate en época de navidad. Tengo una ilusión para ver que nos depara la nueva temporada que, como otros años, ni aquellos que han decidido marcharse pueden borrar la sensación de inquietud y ganas de que pasen ya las primeras semanas para ver correr a este grupo, con gente de siempre y gente nueva. Estoy tremendamente ilusionado con mis dos nuevas “terremotos” cadetes. Tenéis que ver las dos sardinas talentosas que tengo! Tremendamente ilusionado por ver a Moha entrenar una temporada libre de lesiones. Tremendamente ilusionado de ver a Eric resolver sus problemas técnicos o ver a Joan romper con holgura la barrera de los dos minutos. Estoy ilusionado de ver entrenar mas días a Mamadou y ver a Aleix recuperado de su anemia. Ilusionado por ver la mejora que le auguro a Irene! Atentos a Irene si entrena lo que debe! Ilusionado con todos.
Tan ilusionado que no puedo mas que recuperar la imagen que refleja todos estos años de trabajo, lucha e ilusión. Es la imagen que mejor representa los valores que durante estos 10 años he intentado transmitir, con menor o mayor suerte, a todos mis atletas. Es la imagen que, simplemente, refleja el abrazo, no de dos atletas, sino de dos amigas! Dos amigas del Team Bislett!



P.D: Tenía una petición de un par de internautas que, al no verla hasta que he colgado este post, prometo comentar en la siguiente actualización.

lunes, 1 de septiembre de 2014

Con errores o sin ellos.

Hemos acabado una temporada más, y van….Y ya ha pasado el verano y estamos a la vuelta de la esquina de una nueva temporada! Cada vez cuesta más actualizar mi blog por falta de tiempo, el blog de Bislett. Tantas cosas que tenía que contar al principio… y ahora cuesta tanto contarlas….. la falta de tiempo impide llevar este espacio como me gustaría, pero me niego a cerrarlo mientras tenga algo que explicar aunque sea cada tres meses y no tres veces por semana. Bislett creció con mi grupo de entreno y seguirá junto a él explicando las vivencias por las que vayamos pasando.

La de hoy, en la primera parte, es un resumen a una temporada de claros y oscuros momentos. Un resumen positivo pero que ha dejado asignaturas pendientes y sobre todo, un error. Un error técnico que ha impedido a algunos de mis atletas, los que mejores marcas tenían, mejorar sus marcas personales a pesar de la gran dinámica de grupo y trabajo de esta pasada temporada. No me duele reconocer que he tenido un error de planificación. Podría no reconocérselo a mis atletas y buscar cien justificaciones a algo que, técnicamente, tenía un responsable. Y asumo ese error con todo lo que ello conlleva. Para empezar, una pérdida de confianza por parte de algunos de mis atletas sobre un método que nos ha llevado durante años a realizar muy buenas marcas y a conseguir medallas en diversos campeonatos. Ley de vida lo llaman, y es verdad, asumir los errores es algo por lo que todo el mundo debe pasar, no ya para tener una nueva oportunidad, que no creo deba pedir o deba perder, ya que la vida es una sucesión de situaciones en las que la práctica del ensayo/error es una constante, sino como medio de regeneración, de reseteo  y un paso adelante hacia aquellos objetivos que uno tenía en mente. No creo en nuevas oportunidades, sino creo en la confianza depositada hacia algo en lo que uno cree, a pesar de sus defectos y errores, que se van corrigiendo con el paso del tiempo y en el que, a veces, damos un paso en falso como ha ocurrido esta temporada. Tampoco pido crédito de ningún tipo, ya que no siento que tenga que ser permanentemente evaluado, ni mi trabajo fiscalizado por una situación concreta, cual sea esa situación. Quien desee confiar en este entrenador e integrar este grupo sabe que tendrá la máxima confianza y dedicación por mi parte para conseguir sus objetivos.

Evidentemente, errores técnicos generan dudas en cualquier atleta y yo no iba a ser la excepción. Puedo decir abiertamente que atletas que antes confiaban ciegamente, han dejado de hacerlo y que, a pesar de mis explicaciones, esos errores han o están pesando en el inicio de la nueva temporada. También es verdad, que a pesar de eso, sigo siendo un entrenador riguroso en cuanto a mi dedicación cuando se establece un compromiso y un objetivo serio, y por ese motivo, al acabar la temporada y después de realizar las valoraciones de dicha temporada, he declinado continuar en la misma dinámica con algunos de mis atletas. A día de hoy, con la temporada nueva a punto de iniciarse, lo haremos el 8 de septiembre, no le he visto sentido alguno a continuar colaborando con algún atleta que realmente no seguía mi programación tal como había sido diseñada y que por tanto, cualquier logro competitivo, no era consecuencia de dicho plan, ni para un buen, ni para un mal resultado.

Así que siendo consecuente y con la temporada a punto de iniciarse, tengo una baja importante en el grupo. Y seguramente no será la única baja de ese calibre. No me gusta engañar ni engañarme, digo lo que opino y pretendo no engañar a mis atletas, así que cuando creo que no se van a conseguir los objetivos por la cuestión que sea, lo digo. A pesar de que ello pueda acarrear unas consecuencias importantes. Y eso parece que es lo que está pasando!

Sin embargo, fuera de estos pequeños, medianos o grandes problemas, según como lo viva cada cual, la dinámica de aquellos que quieren integrar el grupo es muy buena y aparte de esa baja comentada y esa más que posible, hay atletas que se unirán a nosotros. Atletas jóvenes, alguno sin experiencia en nuestro deporte y otros con un gran talento que esperemos saquen a relucir esta misma temporada. Tengo la sensación de que algunos de mis peques subidos de la escuela de atletismo del club, puede darnos más de una alegría. Creo que recibo entre manos más de un crack, que viene a sumar lo que tenía, aunque lo verdaderamente que me importa, y eso comentaba justamente hoy con cuatro de mis atletas, es el factor humano por encima del deportivo.

En todo caso, las aspiraciones de mis atletas son altas y empiezan la temporada con bastante entusiasmo. Esperemos que pueda llevarlos a verse realizados como deportistas y personas y podamos disfrutar de cada sesión, de cada momento, tan intensamente como lo hemos hecho siempre, con errores o sin ellos!


jueves, 5 de junio de 2014

Ese mal llamado, día de descanso.

Suelo preguntarles a mis atletas en que momento creen o en que situación creen que aumenta su rendimiento. Las respuestas suelen ser variadas. Nombran mil y una sesiones de entreno como respuesta y ninguna respuesta suele ser la correcta. Entonces suelo ponerles un problema de lógica sencilla a resolver. La pregunta que les suelo hacer es: En una teórica sesión de 10x100 al 100% cual sería, por lógica, el 100 más rápido y cual el más lento. Después de varios balbuceos todos llegan a la conclusión lógica de que el primero o segundo debería ser el más rápido y el último el más lento. Entonces yo les hago entender mi primera conclusión interesada. La aplicación de la sesión les ha empeorado  la forma: han empezado sus cienes en un tiempo "X" y han ido empeorando debido a la carga y la fatiga (recordemos, esfuerzos al 100%). Entonces llega mi segunda pregunta y definitiva. Si llegas al entreno con una forma "X" y te vas de él con menos forma, cual es el hecho que produce que mejores y que vuelvas al día siguiente en mejor forma de como llegaste el día anterior?  La respuesta, absolutamente guiada,  entonces, es unánime: EL DESCANSO! La reflexión con la que se van después de plantearles el problema es que: "Las marcas y el rendimiento las conseguimos en el espacio de tiempo que hay entre que sales por la puerta del estadio y vuelves a entrar en él!"

El descanso de los atletas es a veces un estado de amargura para los entrenadores. O mejor dicho, el descanso mal entendido! Ese día que los técnicos situamos estratégicamente para conseguir principalmente supercompensaciones, o simplemente como elemento recuperador, en el 90% de los casos es utilizado para todo menos para......descansar! En atletas en la "edad del pavo" suele ser utilizado para el desmadre con sus amigos. Actividades, a veces con riesgo, sin fin suelen ser normales. Ej: "-Manolito, que hiciste ayer? -Me fui con los colegas hasta BCN en bici ida y vuelta!"
En los veinteañeros el resultado suele ser más sangrante. Ej: "-Manolito, que hiciste ayer? - Buah mister, me fui de fiesta hasta las 6 y pillé una taja...."
Finalmente los más maduros tampoco escapan a esta norma. Ej: "-Manolito, que hiciste ayer? - Me levanté a las 6 que tenía una reunión pendiente en Girona y tuve que ir en tren. Luego llegué con el tiempo justo para ir al fisio a las 13:30, comí rápido, fui a BCN al gestor,  luego de compras que tengo una boda, a una conferencia muy interesante, y llegué tarde y justo para pasear al perro. Cené a las 23:30 y ya estoy en la cama. He aprovechado el día...."

Exagerados o no, son un simple ejemplo de lo que nos solemos encontrar con normalidad los entrenadores. Como he dicho anteriormente, el descanso como elemento estratégico para aumentar el rendimiento muy difícilmente podremos utilizarlo. En consecuencia, es relativamente fácil que parte de los objetivos planteados para los deportistas no se consigan, y es más, difícilmente podrán ellos darse cuenta de que han fallado justamente en ese ámbito, cuando valoran su rendimiento únicamente en el número de sesiones realizadas y en el grado de fatiga, que no de rendimiento o trabajo útil de la zona energética entrenada. Mis atletas evalúan su forma con el baremo del "machaque" por encima de todo. No entienden la falta de rendimiento con las palizas que se pegan, no entienden que "no hacer nada" pueda reportar ningún "marcón". Ellos no se comparan en "quien ha descansado más y mejor" sino en "quien ha hecho los mejores quinientos!" Casi el 90% de los resultados de mis atletas vienen determinados por dos factores principales: a/ la determinación a la hora de competir y b/ el descanso. Solamente achaco el 10% a la realización de las sesiones, ya que solo el hecho de realizarlas no garantiza rendimiento, es más, todo el mundo las realiza! Por tanto, la diferencia entre un buen resultado y el mejor de los resultados las sitúo, sin ninguna duda, en esos dos puntos.

Me preocupa sobremanera que no entiendan el concepto "descanso" mis mejores atletas. Como comenté en el ejemplo, llenarse la agenda en el día de recuperación no es la manera de descansar, a pesar de que su conciencia crea que no perder el tiempo signifique justamente eso.
Es verdad que algunos pregonan que si eliges este tipo de vida y pretendes llegar a algo hay un precio que pagar. Creo que ni tanto ni tan poco, hay un término medio. No creo en el esclavismo hacia este deporte, genera demasiada dependencia y obsesión y aumenta el riesgo, en un porcentaje alto, de fracaso deportivo. Solamente mentes muy privilegiadas y con una determinación sin límites pueden adoptar esa actitud ermitaña: vivir para única y exclusivamente llegar a la élite. Para el españolito atleta de a pie, con talento y oportunidad para disfrutar de una bonita carrera deportiva, con que aplique su inteligencia antes, durante y después, y vuelta a empezar día a día, sin obsesiones ni desorden, con trabajo duro y "descanso inteligente", es suficiente para disfrutar y tener la oportunidad de poder rendir al 110%.


miércoles, 21 de mayo de 2014

Todos tenemos un loco en nuestro interior.

Hace tiempo que escuché (no en directo) la intervención de Bruno Gajer en la conferencia que dió en Madrid en otoño pasado y me quedé con las ganas de hacer una actualización con su filosofía a la hora de interpretar el entrenamiento de los 800 metros lisos, muy coincidente con mis ideas. Sigo a Bruno Gajer desde, relativamente, poco tiempo. No desde que entrena esa maravilla llamada Pierre Ambroise Bossé, pero si desde unos años antes cuando llevaba las riendas de una atleta que me despertaba bastante interés, Elodie Guegan. La verdad es que a pesar de su joven edad, es perro viejo. Perro viejo que tiene su centro de operaciones en una de las joyas de la corona del país vecino, el INSEP de Paris, con lo que todo ello lleva condicionado al ser el principal Centro de Alto Rendimiento de una potencia económica mundial.

Hace pocos días, Vicente Úbeda nos twiteaba un artículo de Carlos Cordente muy interesante sobre la actual reconocida poca importancia que se le da al VO2max como uno de los factores determinantes del rendimiento deportivo en deportes de resistencia y adornaba sus argumentaciones con los vídeos de la conferencia de Bruno Gajer, y me dije: es la mía! Ocasión para recuperar esos principios coincidentes.

De Bruno, me gustan dos líneas, la puramente técnica y cuya idea principal es que la preparación ha de ser específica a la prueba desde el principio de la temporada, con los ritmos específicos de cada fase de los ochocientos metros, y la otra es la intuitiva, la de aceptar de que no todo tiene una explicación científica y que la aplicación de muchas partes del entrenamiento están basadas en la experiencia, en la intuición y no en la teoría :"lo hago porque siempre me ha ido bien y confío en ello, sin mas base que lo refrende que la experiencia" vendría a ser una declaración de principios válida. 

Tengo que reconocer que, si bien me declaro seguidor de la iglesia "ochocentista" pura y dura, "ochocientos es.....ochocientos" diría un entrenador futbolero, no he sido capaz de ser tan valiente como Grajer y me cuesta sacar la preparación de la prueba del convencional trabajo aeróbico en las fases básicas del entrenamiento. Quizás sea la única apuesta arriesgada que no me he atrevido a poner en práctica. El miedo a lo desconocido a veces frena muchas de las ideas y mi sentido de la responsabilidad se impone a la osadía. Como exponer a un atleta tuyo que te gustaría arriesgar a un cambio radical en una parte de la preparación. Como pedir un cheque en blanco para cambiar algo que funciona y lo que es peor, algo contrastado con la experiencia de los años y la literatura científica, por una idea, que, aunque muy bien argumentada, se escapa de las definiciones clásicas del trabajo de una zona energética específica. Ahí también me siento identificado con Gajer, cuando comenta que los médicos lo tienen por loco por su postura o criterio basado en sus experiencias de campo por delante de las teorías convencionales de trabajo.
Salvando las distancias en cuanto al tipo de preparación, filosofía de trabajo y distancias entrenadas, la primera persona que me intentó persuadir con éxito que la verdad la iba a encontrar día a día en la pista y no en un despacho o un laboratorio, fue Mariano García Verdugo, nuestro ex-responsable nacional de mediofondo, con quien intercambiaba horas de formación técnica en las concentraciones que organizaba la RFEA y a las que tenía el privilegio de acudir junto a mis atletas convocados.

Lo "jodido" (perdón por la expresión) es que pese a mis coincidencias técnicas y mis ideas, esta temporada decidí hacer justo lo contrario. Era una temporada de cambios de estímulos por el agotamiento psíquico de mis atletas ante muchos de los anteriores. Esa necesidad de buscar una nueva "base espiritual" provocó que buscase estímulos nuevos con una característica concreta prioritaria  de "evasión psíquica". Por ello, muchas de las nuevas sesiones buscaron un entorno natural y saqué de la pista muchas de las cosas que realizaba en ella, perdiendo justamente mucho de la carga específica de la prueba. Al mismo tiempo, tuve que corregir la intensidad de otras sesiones para "compensar" esta pérdida de especificidad. Ahora, a las puertas de las primeras competiciones importantes, la valoración de todos, atletas y entrenador, es que hemos acertado. Han asimilado todos los cambios y están a punto para afrontar los ritmos que nos va a imponer la prueba y nuestros objetivo. Están tan o más rápidos que nunca, su potencia aeróbica impecable y superan los ritmos de entrenamientos específicos de la prueba respecto a otras temporadas. Están bien, por abajo, por en medio y por arriba!
Vista esta disyuntiva, esta ruptura por necesidad ante lo que creo, esas dudas de ser osado o no en el futuro y la forma de actuar ante las necesidades psíquicas de mis atletas, llego a la conclusión de que Gajer no es el único loco. Todos tenemos uno en nuestro interior. Es cuestión de dejar que se muestre y dejarse llevar por el conocimiento que pueda tener esa locura apasionada por nuestra profesión.


martes, 6 de mayo de 2014

Hoy es un buen día para escribir!

Hoy es un buen día para escribir! Hoy hace 60 años, como muchos saben porque la fecha ha sido hoy trillada bastante en las redes sociales, que tres amigos, medallistas olímpicos, Chris Basher, Chris Chataway y Roger Bannister se juntaron en la pista de Iffey Road, la pista de la universidad de Oxford, para lograr que el último de los nombrados, Roger Bannister fuera el primer atleta de la historia en bajar de los 4 minutos en la distancia de la milla. Es uno de los logros de la historia mundial, no solo del atletismo, sino del deporte. El parlamento británico, por ejemplo, se paralizó en el momento de la carrera para oír su desenlace.

Pero más allá del hecho histórico, la grandeza de ese logro fue conseguirla reuniendo tres amigos y realizándola en su pista habitual de entrenamiento. No hay más emotividad en la marca que el significado de cómo fue conseguida, con un atletismo sencillo, romántico, señorial y con una marcada carga amistosa. Ese es mi atletismo! Y supongo que el de otros muchos románticos del deporte como yo. Y no, no me quedé anclado en mayo de 1954, vivo a día de hoy con el atletismo de hoy. Pero nuestro atletismo, lo marcamos también cada uno con su personal educación y transmisión de valores. Podrán correr más, podrán correr menos, pero lo que he intentado inculcar siempre a mis atletas es ese espíritu de grupo. He tenido la ocasión, en épocas pasadas, de tener un grupo de entreno con una calidad indiscutible, pero en donde fallaba ese espíritu, que, intentando transmitirlo, casi provoca mi rendición.
Soy un ferviente seguidor de un atletismo y una manera de entrenar sencilla, de no acumular muchas capacidades de entreno en una misma sesión para poder distinguir los problemas que surgen más claramente. Me gusta entrenar en grupo, individualizando, pero en grupo. Me gusta salir a rodar con los primeros minutos distendidos, ayudarnos en los trabajos fraccionados con aquellos que tienen un volumen más pequeños, oir los gritos de apoyo en las sesiones más rápidas, estar atentos ante el fallo en la repetición en los ejercicios de pesas, y este año, vaya tontería no haberlo visto antes, vivir desde adentro (antes no podía del todo) todo el trabajo aeróbico acompañándoles en bicicleta y haciendo muchas veces labores de liebre.

A día de hoy, disfruto de mi grupo como pretendía hacerlo, y encima mis atletas tienen intactos sus sueños, sueños de calidad por otra parte para los que tienen el talento de haber nacido para correr. Estamos entrenando muy bien y hemos empezado a competir con carga y en un período no específico, pero los resultados obtenidos, sabiendo donde y como estamos, nos hace mostrar una cómplice sonrisa entre todos nosotros. Todos los cambios de estímulos escogidos esta temporada han supuesto una dosis de motivación en mis atletas, desde los mas generales, ya entrenados y muy bien asimilados, hasta los más específicos, aún por venir pero que ya tenemos ganas de afrontarlos. Para rematar el día, atléticamente hablando, romántico como pocos, mi atleta residente en Londres, que después de varios meses lesionado, entrenando a caballo de la elíptica o la piscina y que volvió a competir ayer mismo a lo grande, me ha informado que este fin de semana corre en la pista de atletismo del Eton College. Que tendrá de particular diréis? Fue en Eton, en su patio, en sus “fields” donde se rodó “Carros de Fuego”. Quien puede dar más? Debutar corriendo como un front runner después de meses lesionado y acabar con 1’52”32 en 800 metros para seguir con la siguiente carrera en semejante marco……como no va a tener sentido todo este esfuerzo?

Uris, Joanes, Moha, Eric, Carlos, Aleix, Mamadou, Mary, Mude, Eva, Marinas, Irene, Cristina y alguno más que me dejo, son mi “leiv motiv” atlético de cada día. Vibro con ellos, sufro con ellos, me alegro y me enfado. Me dedico diariamente a sus sesiones de entrenamiento y a resolver en la medida de lo que puedo sus problemas, sobre todo los de salud, que si bien no han impedido entrenar perfectamente, si han puesto contra las cuerdas a alguno de mis atletas, demostrando que algo de lo enseñado por mí les ha calado. La muestra de lo que digo es que estamos expectantes ante la última semana de trabajo antes de iniciar un primer período competitivo, con muchas ganas de competir, de mejorar, de sacar cada uno de su interior la barrera que Bannister consiguió romper un día 6 de mayo de 1954.


sábado, 3 de mayo de 2014

Intrusismo infumable.

Hola a todos! Después de algunas semanas sin poder escribir, vuelvo a la carga! Demasiadas ocupaciones atrasadas me han impedido hacerlo, pero hoy vuelvo con bríos un poco incendiarios y bastante guerreros.

Cuando entrenas a atletas con talento que se van haciendo adultos y pasan a tener más necesidades para perfeccionar su rendimiento, el equipo, poco a poco, se va ampliando. Médico, fisiólogo, psicóloga, fisioterapeuta, nutricionista son elementos que se van incorporando en la medida que nuestro atleta va adquiriendo madurez y un rendimiento más alto. También, por aumentar nuestro círculo de relaciones debido al nivel deportivo, empiezan a pulular o aparecer personajes, que bajo una buena licenciatura relacionada con nuestra actividad y que por ello, quizás escuchamos o recurrimos a ciertos o puntuales servicios, acaban mostrándonos e intentando captar a, cada vez más, nuevas pseudociencias dirigidas, increíblemente, a gente formada y con recursos, para: a/ establecer una dependencia, y b/ enriquecerse a través de esa dependencia.

Hace pocos días, aconsejados, consultamos a un fisioterapeuta licenciado sobre unas molestias concretas, bajo la seguridad de que ese personaje podría darnos una solución a un pequeño problema, que si bien nos deja entrenar perfectamente, es un pequeño incordio muchas veces presente. Mi atleta acudió solo a esa consulta, y por lo visto, encajaba perfectamente en el perfil de persona que podría resultar influenciable y captable a la causa.

El fisioterapeuta haciendo gala de un intrusismo sin nombre, dejó su ocupación de lado para intentar “vender” su producto. Se presentó como Psiconeuroinmunologo y pasó a vender su pseudociencia, los productos relacionados y su método de entrenamiento basado en los movimientos básicos del hombre del Paleolítico, el “Paleotraining” y su particular manera de llevarlo a cabo, Paleonutrición por ejemplo! (Nada de burritos, nada de pizza, nada de Cokes, nada de birras, solo los alimentos que podía encontrar el hombre en el paleolítico! Por dios Ferràn Adrià! Di algo!).
A través de una explicación llena de vocablos técnicos, el “infumable” individuo vino a decir que la ciencia, SU ciencia, demostraba que la práctica médica convencional iba hacia una dirección equivocada y que su Psiconeuroinmunología tenía la respuesta global a toda curación, sobre todo a la curación del mal de mi atleta. Con habilidad, utilizando las palabras precisas, jugando con las emociones de alguien que acude en busca de aferrarse a un clave ardiendo, creó la precisa confusión, para que una vez fuera, mi atleta mostrase un pequeño poso de influencia y estableciera dudas razonables sobre que habían hecho sus médicos hasta entonces y lo que le ofrecía el “chamán” de turno. Por supuesto, de eso no había duda alguna, para empezar había que abrir la cartera!

Como técnico, después de esa experiencia, tuve que hacer horas extras para volver a hacer entender a mi atleta, de lo equivocada y peligrosa que era esa propuesta (el “gran mufti” le llegó a dar el teléfono de un ganadero donde comprar, directamente y sin intermediarios, la carne adecuada a la dieta que debería seguir, UN VERDADERO PELIGRO!), También el resto del equipo que lo lleva tuvo a intervenir para poner cordura en la historia. Sin embargo, me rindo ante la habilidad del “gran salvador”, a día de hoy, mi atleta aún tiene en mente la posibilidad de porque no probar nuevas “vías” si las médicas convencionales le dan diagnósticos que no le gustan. La habilidad de este nuevo (y nuevos, porque se multiplican) dios para influenciar y captar nuevos adeptos, está fuera de toda duda.

La cuestión, es que cada vez más surgen personajes que tienen “algo” que decir autoproclamándose “guardián de todas tus soluciones”. Pseudocientíficos, o simples profesionales que cruzan la línea de donde acaba su labor, o los amigos y conocidos de turno que sin ninguna formación específica recomiendan tal u otra solución. Las personas, y si destacan aún más, recibimos demasiada información con poca o nula precisión y mucha, demasiada, carga ignorante.

En deporte, esto es un verdadero peligro. Perder el control del sentido común es sinónimo de pérdida de rendimiento, pero cuidado, aún más, el precio a pagar puede llegar a ser más alto. Calentar banquillo un par de añitos es una posibilidad nada despreciable cuando de seguir a estos “vendehumos” se trata.


martes, 18 de marzo de 2014

Lo fundamental del aprendizaje del ritmo.

Long even-paced running at strong speed increases strength and endurance, even when it is continued closet o the point of collapse

Correr a paso uniforme a ritmo fuerte desarrolla la fuerza y la resistencia aún cuando se mantiene hasta el límite del agotamiento

Arthur Lydiard

En atletismo es fundamental aprender a correr rítmicamente a los ritmos adecuados para preparar el objetivo deseado.

En mi idea del entrenamiento, este proceso es progresivo en el tiempo y va pasando por varias zonas energéticas.
Ahora mismo entramos en pleno desarrollo de los ritmos mixtos y de la resistencia láctica, quizás la etapa más crítica para mis atletas. Se unen ritmos bastante rápidos con un volumen importante para dicha velocidad. Velocidad y volumen no son palabras que caigan bien si de lo que se trata es de trabajar esas zonas energéticas. De hecho surge un miedo escénico difícil de erradicar en las sesiones. A la consabida aceptación del estado de agotamiento y carga que van a tener al final de la sesión, se une la autoevaluación que ocurre por parte de mis atletas dependiendo de los tiempos que consigan, a pesar de que muchas veces no sepan valorar bien sus tiempos, dependientes de demasiadas variables que determinan quizás más que en otras sesiones el tiempo final conseguido.

El desarrollo del período pasa por dos partes diferenciadas. El establecimiento del sentido de ritmo mixto, con una carga láctica mediana, que hace de sostén del estadio superior: el establecimiento de la velocidad de crucero de la prueba y marca objetivo. Ambas capacidades rítmicas vienen determinadas por dos maneras de trabajarlas. Una, con grupos de repeticiones  que sumadas representan una distancia y el ritmo a seguir es la mmp de dicha distancia y separadas de recuperaciones cortas (Esta fórmula, la adapté la temporada pasada, después de que una de mis atletas compartiera un stage de cinco semanas en Flagstaff, USA con el equipo canadiense de mediofondo y me explicase la sesión tan interesante de resistencia láctica que realizaban ellos.). Y dos, con repeticiones y recuperaciones más amplias en las que la sucesión de las series va aumentando la carga láctica y el agotamiento.
Mis atletas toleran mejor la primera de las fórmulas y se les hace bastante más llevadera la sesión. Los motivos son varios: la velocidad a la que transcurre la sesión y las repeticiones "antiestrés" y "fáciles" que se encuentran en ellas. Un ejemplo sería una de las sesiones que realizamos en este momento: en la vertiente de la búsqueda del ritmo específico de la prueba ("ritmo crucero"), pueden ser dos series de repeticiones que suman 1000 metros que se han de correr a ritmo de mmp de esos 1000 metros: 600-400/200-500-300 rec: 2' y 10' entre cada grupo. Cada grupo suma 1000 metros. Es evidente que hay distancias "fáciles" en la sesión como ese 200 inicial del 2o grupo a ritmo de mmp de 1000 metros antes de encarar un 500 más complicado. Este tipo de sesiones son más fáciles de llevar, a pesar de trabajar la misma zona energética, que un grupo de 6x300 con 6' de recuperación.
Otro motivo que aducen es la variabilidad de las distancias, menos estresante que la repetición continua de la misma distancia. Sin embargo trabajo los dos tipos porque creo que son absolutamente complementarias y necesarias para la gestión del estrés específico de la competición. En este campo hay realmente sesiones muy complicadas de gestionar, dos ejemplos en ambas fórmulas serian:

1- 1000-500/400-600-500 rec: 2' y 10' a ritmo de mmp de 1500 ya que cada grupo suma esa distancia.

2- 4x500 rec: 10' (seguramente la sesión más dura y estresante de realizar de todas las que hacen según las valoración de mis atletas.)

En todo caso, estamos en el período más importante del desarrollo específico de la velocidad de la prueba y hay que aprender a querer superarse para gestionar mejor tanto la preparación, como la prueba en sí. No hay mejor competidor que el que sale a la pista dispuesto a enfrentarse al estresante ritmo de la prueba, sabiéndose entrenado para la gestión de un cúmulo de cosas: el ritmo de la prueba, la marca objetivo, la fatiga, etc... Ese atleta hará, con total seguridad de no equivocarme, mejor marca que otro que marque mejores tiempos entrenando, pero con una cierta o importante carga de miedo escénico al enfrentarse a la agonía del desarrollo del trabajo de la resistencia láctica.

Por ello, más que la consecución de grandes "records" entrenando, lo fundamental es aprender a salir a entrenar y competir con la "tranquilidad" de saber el que y el cómo de la sesión o la competición. Los tiempos finales de entrenos así como el registro conseguido en la competición son consecuencias finales de ese aprendizaje.

He empezado con él y acabo recordando otra vez a Arthur Lydiard, y una de sus frases que refleja en mucho esta idea que he intentado explicar:

Successful training is intelligent training, is knowing the way, the what and how…”

"El entrenamiento exitoso es el entrenamiento inteligente, es saber la forma, el qué y el como…”


viernes, 7 de marzo de 2014

No siempre se puede estar preparado para competir.

No siempre se puede estar preparado para competir y los atletas lo han de saber. Es una parte más del entrenamiento. Aprender a gestionar la competición cuando no se está en forma por estar en otra fase de la preparación no solo enseña a perder y a aplicar al máximo el talento que tenemos, sino también a gestionar la mente ante una competición que sabemos que se presenta difícil por no tener a mano las mismas armas que los demás competidores.

Generalmente no suelo preparar mas que una periodización anual, buscando la mejor forma en verano. Sin embargo, creo que un atleta no puede estar casi toda la temporada sin realizar pruebas, sin tener el estímulo de la competición. Por ello, suelo programar algunos croses en los meses de noviembre y diciembre y alguna competición indoor en enero y febrero. Lo he hecho así siempre, soy de la vieja escuela de “milleros” donde el invierno se destinaba a acumular trabajo oscuro que debía convertirse en verano en una gran velocidad de crucero sumada a una buena velocidad terminal. Cuidado, no me refiero a que destino el invierno a grandes “millajes” sino a un extenso trabajo general tanto en la vertiente aeróbica como en la de velocidad y fuerza.

Eso significa que para aquellos que tienen un talento especial, enero y febrero lo utilizan para hacer una pequeña incursión en la pista cubierta, como así ha sido y con buenos resultados, aunque con un plus de estrés, que pasada la temporada indoor me planteo si ha sido bien entendida por alguno de mis atletas. Competir sin ningún período específico para ello es competir sin armas, es demostrar cuanto de bueno eres para este deporte con una simple base de entrenamiento de carácter general, eso sí, base simple pero extensa. Hasta esta fecha, hemos trabajado en el sentido potencia y resistencia la capacidad aeróbica, hemos realizado una buena base de trabajo de fuerza en gimnasio, levantando pesos importantes , trabajado sobre distancias cortas y repetidamente la velocidad y como dije en una actualización anterior, hemos ubicado todas estas sesiones lejos de la pista de atletismo como estrategia para buscar estímulos que no pudieran ser comparados con rayas de la pista. Únicamente, y no desde el principio, hemos utilizado la pista en una sesión semanal de trabajo interválico extensivo con distancias de 200 metros. Es decir, si en alguna distancia podrían haberse defendido mínimamente, hubiera sido en 3000 metros….y no hemos realizado ninguno! Sin embargo, con ese trabajo tan general, hemos competido en 800 metros y 1500.
Esta manera de trabajar ya la he explicado varias veces en este blog.

Sin embargo, a pesar de esta situación, algunos de mis atletas han creído que tan buen trabajo acumulado les podría reportar un rendimiento excepcional, y así es!.....pero con un límite! Y ese límite, que existía, alguno no ha sabido ver cual era, despreciando un tanto los logros conseguidos.
Si para este entrenador, la decisión técnica de competir en esta situación no deja de ser un muy buen ejercicio de autogestión de sus capacidades físicas y mentales, los atletas deberían valorar sus resultados únicamente dentro de ese marco tan especial. Y en ese marco tan especial, conseguir lo que creemos podemos ser capaces es una lotería que no siempre nos toca, más sabiendo que faltando “patas”, nuestra única arma para defendernos en esa situación es la que más se atasca cuando se necesita, la mente!

Se ha acabado la pista cubierta y podríamos haberla acabado con unas marcas que no hemos logrado, pero, tanto lográndolas como sin hacerlo, la lectura debería ser la de tener los deberes hechos durante los últimos meses y por tanto, todas las expectativas y objetivos siguen vigentes. Es cuestión de seguir aprendiendo a utilizar la principal de las armas, la mente, para darse cuenta de ello y seguir trabajando sin prisa pero sin pausa. Pequeños contratiempos pasados no pueden tapar esa evidencia.


jueves, 27 de febrero de 2014

Referente

Siempre crecí creyendo que el único referente a tener en cuenta era mi entrenador. Depositaba el 100% de mi confianza en él y, por encima de todo, cumplía su programación y su filosofía al pie de la raya, no en vano, si estaba allí era justamente por esas dos cuestiones, cuerpo y alma están unidos en este deporte. No podía ser de otra manera para poder cumplir con mis objetivos. Quien me dirigía, no solo me formaba físicamente como atletas, sino como persona, y la filosofía de la preparación era un camino común de ambas cosas para lograr el objetivo propuesto.

Así, aprendí que solamente podía aspirar a conseguir mis metas si seguía ese camino tal como lo habían diseñado, fueran cuales fueran las circunstancias. Y por encima de todo, aprendí unos principios y valores para poder cumplir el compromiso que mi entrenador adquiría conmigo para que yo y únicamente yo, consiguiera mis metas. Nunca, por más problema que tuviese, se me ocurrió fallar a ese compromiso. Si estaba hundido por un mal resultado, si estaba apático porque no me salía nada, si tenía cualquier tipo de problema, tenía muy claro que el camino era el diálogo, jamás el huir. Era fácil entender que el camino era el diálogo, como podía esperar que no me comprendiese la persona que perdía el tiempo en conseguir que yo consiguiera mis metas? He visto multitud de atletas huir, abandonar, sin entender estos principios. Jamás vi ninguno que consiguiese nada, y si muchos que acabaron entendiendo la “imbecilidad” que hicieron en su día.

Así pues, mi entrenador, por encima de todo, era el guía en el que poder confiar y depositar toda mi esperanza y admiración al saber que, nadie más que él, quería lo mejor para mí como deportista y persona.

Intento formar a mis atletas bajo esas premisas, aunque no siempre lo consigo. Por eso, muchas veces, demasiadas, me compensan más pequeños logros de atletas no tan buenos pero con un comportamiento y actitud encomiables. Por lo mismo, otras tantas veces no retuve o perdí grandes atletas. U otras veces tuve que aguantar espectáculos a gritos muy hirientes e injustos delante de todo el mundo, como esta misma temporada. Por suerte, también de tanto en tanto, me llaman para agradecerme lo que hice, aunque en ese momento no se diesen cuenta pero si años más tarde (y me cuentan lo que han echado de menos seguir corriendo y mejorando y cuanto pagarían por volver a tener esa oportunidad). También, en la misma situación, he dicho NO a muchos atletas, sabiendo que ya no puedo aportar nada a su formación demasiado egoísta, ya que no entiendo el entrenamiento solo en la parte física, la personal va unida y es determinante, para mí, en la consecución de resultados.
Hoy me explicaba un buen amigo de que a un atleta de gran talento le acosaban en mayor o menor medida 4 conocidísimos entrenadores para captarlo y entrenarlo. Su actual entrenador, con buen criterio, me explicaba que no tiene intención de retener al atleta, al contrario, sabe que para progresar deberá ir a otro sitio, pero que a la vez le repugnaba la actitud tan acosadora de alguno de esos posibles sitios. El atleta, de momento, pasaba por uno de los estadios por el que todo atleta transita durante su carrera deportiva: el reconocimiento y el apoyo total a su actual técnico.

Y es qué jamás he entendido a aquellos atletas que han decidido volcar toda la responsabilidad de sus errores en su entrenador. Su frustración, sus errores, su mala actitud las acaba pagando quien más ha intentado corregir justamente eso. Me parece la peor de las situaciones, es indigno y me rebelo ante eso. Trabajo, sacrificio, compromiso y responsabilidad delante de todos los implicados, clubs, sponsors, etc…se quedan en nada. No hay principios, no hay valores y lo único que existe es una ofuscación injusta y rancia. Aparece el peor de los egoísmos y la reflexión deja de existir en toda su extensión. Bajo pretextos muy poco argumentados y llenos de “fantasmas” lo que antes era un referente ahora ya no sirve de nada. No hay nada que hacer, el atleta ha llegado a unos de los posibles estados finales, la autosuficiencia, mal o bien llevada, pero en la que esa referencia ya no tiene mucho que aportar.

Ser referente es la clave, la clave para educar física y emocionalmente. Sigo en ello, sin esa educación, no encuentro el sentido para llegar a ninguna parte.
 
 
 

BLOGS INTERESANTES

© Bislett
Maira Gall