"Esto es lo que te gusta hacer, esto es lo que sabes hacer bien, hazlo hasta el límite y estarás satisfecho". Harry Wilson

viernes, 29 de abril de 2016

“La última sale sola.”

Esta es una de las frases que podría perfectamente estar escrita en mi epitafio. Es la que suelo pronunciar en cada sesión de trabajo fraccionado a mis atletas para que sigan insistiendo mentalmente con el esfuerzo físico realizado en las últimas repeticiones, aquellas donde la fatiga mental hace mella y más dificultades hay para acabar la sesión. Generalmente utilizo la última repetición de las sesiones de trabajo fraccionado para que se expresen y se desahoguen de toda la tensión nerviosa acumulada durante las series anteriores. Suele ser la repetición mas rápida y aunque a veces no entrenen la zona energética deseada, creo que el desahogo que experimentan y el grado de satisfacción conseguido al ver un buen crono para acabar la sesión, compensa de sobras el haber incumplido en la última repetición el objetivo teórico de la sesión. No solo debo preocuparme de las mejoras fisiológicas en las sesiones, del aumento de rendimiento físico, sino que el grado de motivación logrado a través de buenos tiempos finales de entrenamiento es tan importante o más que el aspecto puramente fisiológico. El papel del entrenador no solo debe contemplar aplicar la teoría del entrenamiento de manera correcta, interpretarla para cada atleta que entrena, sino que su papel de motivador principal del grupo debe tener un componente “terrenal” simple, un componente fácilmente entendible por sus atletas en estado de máxima fatiga. Ese componente es esa simple frase para que concentren su atención en las repeticiones más dificultosas, las que vienen justo antes del final de la sesión. Una vez superadas, entonces la manera de “destensar”, de desahogarse del estrés acumulado, es dejar libre el ritmo de la última repetición. No deja de ser curioso que para esa última repetición todos sepan que van a hacer un buen tiempo pero inician una “negociación” argumentada en la fatiga para no salir el primero. En realidad, dejando clara su mentalidad competitiva, gestionan como mejor pueden el intento de engañar a sus compañeros para superarles. Un juego de estrategia como final de entrenamiento.

Bien pudiera parecer una manera camuflada para esconder una mentalidad de “puro machaque” fuera de toda aplicación de la teoría del entrenamiento atlético, pero no es el caso. La ejecución de la sesión en los ritmos adecuados a cada atleta es sagrada y simplemente esa última repetición tiene otro objetivo y no es precisamente el cronométrico, a pesar de que claramente se vea afectada en sentido positivo.
Sin embargo, como bien he explicado al principio, la idea central que esconde ese tipo de frases o esta en concreto, es gestionar de manera correcta el momento de máximo estrés de la sesión, justo las anteriores repeticiones a la última, donde la fatiga es más importante y lo es mucho más a nivel mental. En ese momento, cada repetición debe convertirse en única, sin pensar demasiado en el volumen pendiente, para poder ejecutarla al ritmo correcto. Al mismo tiempo, tener el mensaje de que todo está hecho, de que se está acercando esa repetición “fetiche”, rápida, provoca un aumento de la motivación, de la autoestima por superar la sesión y de la voluntad para encarar de manera positiva esas últimas repeticiones anteriores a la serie que cierra la sesión.

Y como no podía ser de otra manera, no podemos negar su papel social y de cohesión de todo grupo de entrenamiento. Esa “última serie que sale sola” siempre da motivos para explicar las batallitas particulares de cada atleta y una buena manera de volver a la calma rodando y explicando todas las aventuras realizadas en unos cuantos segundos de carrera intensa. Acabar la sesión con la sensación de haberse superado, de haber realizado aquello que parecía muy difícil, siempre da alas para volver a entrar el día siguiente al estadio para un nuevo reto con el que mantener intacto los sueños de todo atleta.



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