"Esto es lo que te gusta hacer, esto es lo que sabes hacer bien, hazlo hasta el límite y estarás satisfecho". Harry Wilson

lunes, 24 de octubre de 2016

Esa pequeña “perversión” técnica.

Una de mis inquietudes durante todos estos años ha sido la de observador  del universo “atletismo” por parte de quienes lo formamos. Y evidentemente, si en un colectivo me he fijado más, es en el que ahora mismo pertenezco, en el de los entrenadores.

Con los años, me he dado cuenta del poder de influencia que tenemos sobre aquellas personas, inmaduras por jóvenes, o maduras que entrenamos. Y tengo claro que ese poder de influencia no siempre ha sido utilizado correctamente. He presenciado muchas veces como de una cierta manera “perversa” se suele utilizar nuestros conocimientos de una manera favorable a nuestros intereses y no a la de nuestros atletas. Promesas de objetivos, programaciones no adecuadas a la edad para un temprano rendimiento, observaciones sobre el trabajo de otros atletas o entrenadores, etc, son situaciones comunes que utilizamos los entrenadores para fidelizar aquellos atletas que creemos pueden satisfacer más nuestro “ego” que no su formación. Puede sonar fuerte, pero en un deporte individual, y con una carga egoísta importante como es el nuestro, donde el esfuerzo agonístico es el tipo de terreno habitual donde nos movemos , nuestro colectivo bebe de las mismas fuentes y en consecuencia actúa demasiadas veces de una manera no siempre correcta.

He observado, siempre en silencio, muchas actitudes de colegas (y no colegas) de profesión y he intentado durante años no enjuiciar sin datos completos la labor de otras personas. Y cuando digo datos completos me refiero a no saber con certitud que es lo que estaban llevando a cabo técnicamente con sus atletas, cosa por otro lado imposible de saber por la dificultad de tener pleno conocimiento de sus programaciones y la organización y el contenido completo de estas. No hace falta decir que uno de los “deportes favoritos nacionales” en nuestro colectivo y otros, es el de enjuiciar, sin más elemento que alguna sesión suelta, la labor del resto de profesionales (y es que todos nos consideramos mejor entrenador que nuestro vecino!) . Por eso, mi labor de observación no lo ha sido en el apartado técnico y si en el de las actitudes y opiniones y lo que he visto es muchas veces una situación no siempre “legal” de cara a los chicos que uno entrena. Demasiadas veces confundimos un legítimo deseo y objetivo de triunfar con uno de nuestros chicos con la percepción de poder ejercer el derecho a creer que nuestros atletas son “propiedad privada” y como tal, influenciamos más en un sentido de “retención” que no de formación. Esto pasa también muy a menudo con los clubs, que creen sentir que sus atletas son propiedad privada de la entidad sin mirar demasiado que es lo mejor para su formación (he dicho estrictamente FORMACIÓN, NO interés económico!).


En los países latinos como el nuestro, prima a veces más el engaño, que no la seriedad del trabajo bien realizado. Falseamos con facilidad los currículum deportivos o profesionales, creemos que la “norma” es que no exista una norma. Uno tiende a creer que hay que “trampear” para conseguir las cosas, el fraude, y más el deportivo, no está mal visto del todo. ¿Pero, de donde entonces sale entonces toda esta manera de actuar socialmente? En lo referente al deporte, está claro. Si los formadores, o sea nosotros, los entrenadores, jugamos a influenciar a nuestros atletas bajo principios resultadistas y de interés personal en vez de a formarlos con valores y entrenarlos con criterio para que mejoren su rendimiento en varias facetas que van desde la parte deportiva hasta sus valores humanos y principios colectivos de convivencia, estaremos fomentando una competitividad mal entendida, donde el objetivo a conseguir sea superar cueste lo que cueste y con las “armas” que sea a quien se interponga delante. Y ahí radica la perversidad de nuestra fuerte influencia. ¿Que estamos formando para satisfacer nuestros intereses y “ego” particulares?



domingo, 16 de octubre de 2016

Sinfonía de una carrera atlética.

No es la primera vez que hablo de la relación existente entre correr y la música, muchas veces compañera incondicional de largas sesiones de rodaje, calentamientos, competiciones o relajación, testigo de los diversos estados anímicos en que nos vamos encontrando dependiendo de los resultados que obtenemos tanto en el día a día como cuando nos disponemos a competir.
Cada uno guarda su propia colección musical que ha llenado todos sus momentos personales, generalmente influenciada por el tiempo que a uno le ha tocado vivir, entrenando, compitiendo, disfrutando de un buen resultado o sufriendo un mal entrenamiento o una decepción compitiendo. Cada momento atlético representa una canción para cada uno de nosotros, está claro.
Me encantaría representar a partir de mis gustos musicales, cada uno de esos momentos por los que solemos pasar, muchas veces acompañados por un par de auriculares.

Camino al entrenamiento.

Acudir diariamente a entrenar necesita de crear un ambiente predispuesto a dar lo mejor de cada uno. Suelo escuchar algo tranquilo de camino al entrenamiento, temas que me gusten especialmente, para que la predisposición ante el trabajo sea positiva, empezar la jornada con algo tuyo es importante. Hay que llegar al entrenamiento con una sonrisa!  “Whatever You Need” de  Tina Turner puede ser una de mis preferidas, pero si un par de canciónes representan este momento previo a mi jornada, estas son “In Demand” de Texas y “Every Breath You Take” de Sting (he querido poner la versión del famoso concierto de la Toscana del 11 de septiembre de 2001, día del atentado de las Torres Gemelas).

    

Rodando con música.

La selección personal más importante, suele darse, sin lugar a dudas, en nuestras sesiones de rodaje, por la duración continua de la sesión y por el número de canciones elegidas. Música motivadora y que ayuda a crear un ambiente propicio para conseguir un ritmo óptimo de entrenamiento aeróbico. Ya os conté en una anterior ocasión que suelo empezar mis rodajes con una canción de Jean Jaques Goldman llamada “Ensemble”, pero acto seguido a mí siempre me pareció imprescindible escuchar algo que por si solo me provocase movimiento, aunque de manera armónica y no de una manera muy dura. En ese grupo de canciones no puede faltar Whitney Houston y su “Step By Step”,  Alanis Morisette y su “Hands Clean”, o Pink y su “Who Knew”, muy diferentes entre ellas, pero muy buenas para la ocasión.


    

Concentración, Activación! Vamos a competir!


Llegamos a la hora previa a la competición, al calentamiento. Es un momento de muchas emociones y motivaciones, se juntan sensaciones de tranquilidad y visualización de tu estrategia con la excitación nerviosa necesaria para salir activado con garantías de poder sacar lo máximo de cada uno. Se puede juntar “We Weren’t Born To Follow” de Bon Jovi,  “One” de U2 con Mary J. Blige con algo tan imprescindible para mí como Don’t stop me now” de esos genios llamados Queen.


    

Después de la tempestad llega la calma.

Es tiempo de sosiego y reflexión, es tiempo de estar satisfecho del trabajo realizado, feliz por una marca u objetivo conseguido, o reflexionar sobre un mal resultado compitiendo o una sesión que no ha salido como deseábamos. Suelo pasar los pasajes tranquilos al acabar la jornada con canciones en español. Los grupos o cantantes de la movida madrileña son mis predilectos. Aunque sus letras sean tristes, me relajo con ellas y me invitan a evaluar los resultados. Si pudiera elegir alguna, sin duda me quedo con “Aunque tú no lo sepas” de Enrique Urquijo. Si esta canción debe ser en inglés, Bryan Adams y su “Inside Out” está siempre presente. Y por supuesto, siempre escucho Jean Jacques Goldman, aquí en un "Juste Aprés" en directo y en homenaje a su colaboradora, desaparecida hacía algunas fechas, Carole Fredericks.


    

Reconozco que para la práctica deportiva, mis gustos son bastante comerciales, diferentes a mis gustos en otros ámbitos de mi vida, donde las canciones de autor están más presentes. A pesar de que pasen los años, seguimos identificando ciertas canciones con pasajes deportivos de nuestra vida. No deja de ser una realidad que nuestros pasos, nuestros kilómetros recorridos, no dejan de ser también un conjunto de acordes que hemos compuesto y que han formado, a través de esos años, nuestra propia sinfonía atlética.

domingo, 9 de octubre de 2016

Un buen rendimiento está supeditado a la gestión pedagógica de las actitudes.

Los objetivos, los atletas los han de trabajar, no con grandes frases motivadoras, sino en la pista y día a día. Ya he dicho en varias ocasiones que las nuevas tecnologías nos estaban llenando últimamente de artículos técnicos y gurús con pretendidas verdades absolutas, pero que la verdadera gestión técnica de nuestro día a día no era discernir sobre teorías y nuevas verdades fisiológicas sino en como aplicar en pista una programación con sentido común y que los atletas de un grupo la llevasen a cabo. 

Siempre recuerdo que un buen colega, entrenador de una atleta olímpica me repite que él es “entrenador de a pie y pista”, que le parece muy bien todas las teorías y la influencia que pretenden ejercer ciertos profesionales, pero que él, lo que cree que debe hacer es gestionar el trabajo del día a día de las actitudes y las emociones de sus atletas. Resumiendo, el día a día es procurar que tus atletas hagan correctamente su entrenamiento. Creo de manera clara que el rendimiento o la falta de él, está justamente en esa cuestión. No en el “qué” sino en el “como”. Tengo atletas jóvenes de verdadero talento y mi día a día consiste en intentar que no se dispersen, que pongan los cinco sentidos en el trabajo que realizan. Eso, dependiendo del tipo de trabajo a realizar, se suele complicar. Un ejemplo claro este inicio de temporada es como gestionan el trabajo de resistencia aeróbica, muchas veces a un ritmo muy por debajo del óptimo, o, lo más común, con muchos minutos basura al inicio. Es desesperante a veces ver como ese entrenamiento residual llega hasta incluso la mitad de la sesión!

Mi trabajo es intentar explicar de manera pedagógica que es difícil llegar a rendir como podrían con ese tipo de actitud. Por tanto, volvemos a lo de siempre, la teoría está muy bien, llena de verdades fisiológicas, pero ay señor!, de lo que se trata de verdad es de saber aplicarla en pista y gestionando las actitudes individuales y de conjunto de un grupo!

Mi experiencia me indica que un buen rendimiento o no, no está supeditado tanto a la aplicación metódica de la teoría, sino a la gestión pedagógica de las actitudes de los atletas que entrenamos.
Y por mi experiencia, es tan determinante, que un simple inicio de temporada iniciado con una actitud más laxa, crea una dinámica individual difícil de recuperar en los siguientes meses.

Nuestras pistas están llenas de atletas talentosos/as, pero vacías de una conciencia metódica, a nivel general, en cuanto hablamos de los deportistas, y en una proporción más grande de la deseada a nivel técnico. Creo firmemente que si nos preocupásemos mucho más de la formación pedagógica de lo que significa entrenar y conseguimos atletas más concienciados en sus oportunidades, el nivel atlético general subiría de una manera espectacular. Nuestro objetivo como entrenadores de día a día en pista no debe ser intentar  llegar a aplicar la última “megasesión”  del atleta de élite “X” o la última tendencia del prestigioso entrenador renombrado “menganito”, sino simplemente educar y formar para que nuestros atletas simplemente amen entrenar y esforzarse, y se apliquen, y en consecuencia rindan según el talento que atesoren, ya que el trabajo estará, con esa educación, asegurado.


Una frase mía recurrente que siempre me acompaña, y escucha quien me quiere oír, es que no llegan nunca  los mejores atletas, sino los más inteligentes!  Y es que hasta donde podemos llegar aplicando esa inteligencia y el sentido común en cualquier actividad, no tiene fin, ni precio. 



domingo, 2 de octubre de 2016

Regeneración.

La vida como entrenador de club se desarrolla cíclicamente en un círculo “virtuoso”. Cada cuanto, nuevos atletas vienen a remplazar a aquellos que cierran una etapa de su vida. Es repetitivo cada ciertos años y es lo que está ocurriendo en este inicio de temporada con mi grupo de entrenamiento. La vieja guardia ha hecho un paso al lado para dejar un poco el atletismo de pista y empezar a participar, entrenando unas cuantas sesiones semanales, en carreras populares. A cambio, un par o tres de atletas de nivel empiezan a compartir grupo con una serie de nuevos talentos que corren muchísimo y que con las cosas típicas de la adolescencia ha cambiado el lenguaje y mensaje en el seno del grupo. El único elemento que permanece inalterable es el entrenador, enamorado de su deporte e insistente en soñar en sacar el máximo rendimiento o el que desee cada atleta de su grupo.

Hace año y medio que no acudo con un atleta mío a un campeonato de España absoluto, quizás el detalle que marque que tipo de atletismo se practica en cada núcleo. Esos campeonatos han sido remplazados por campeonatos de España en categorías menores y campeonatos autonómicos. Ha sido una especie de vuelta a los inicios, de donde salimos y no hay que olvidar que volveremos.  Si cuando me inicié como entrenador  veía con sana envidia participar en esos campeonatos absolutos, ahora, después de acudir con varios atletas de manera seguida y normal, incluso acudiendo a por puestos de honor, me doy cuenta de que no siendo entrenador de ningún centro de alto rendimiento, tarde o temprano se vuelve al inicio de todo…….y no se está tan mal! Esta última temporada he disfrutado muchísimo con atletas más jóvenes que se han superado y han entrenado con madurez y seriedad de una manera increíble. Tengo “madera talentosa” entre mis manos y espero iniciar un nuevo ciclo que lleve a estos chicos/as a tener la oportunidad que tuvieron en su día algunos de sus compañeros que les han cedido el protagonismo. En estos años, por eso, he aprendido muchísimo a gestionar un grupo humano, y si bien es cierto que gestionar grupos de rendimiento adultos me ha provocado más de uno y dos dolores de cabeza, también es cierto que hace tiempo aprendí la lección. Lección aprendida para que no tenga que llegar a decirle más  a alguien de mi confianza y a la vuelta del campeonato más importante de la temporada, que entrenar a ciertos atletas de semi élite no me compensa por más que los resultados y sus marcas sean espectaculares.

El atletismo sigue siendo apasionante para mí, aunque el hecho de practicar un deporte individual comporte una fuerte carga individualista. Procuro aprender cada día un poco más a gestionar la única parte que me chirría de todo este universo, la única cuestión por la que a veces me planteo si vale la pena. No creo, por eso, que consiga erradicar esa cuestión incorporada por naturaleza a los egos de deportistas individuales, pero intento educar en una dirección llena de principios y valores e intento aprender a convivir con situaciones egoístas que suelo encontrar más veces de las deseadas en nuestro deporte.

Este es el momento! Gente joven, atletas que empiezan a descubrir el talento que llevan dentro, o  que no lo atesoran y deberán suplirlo con dedicación y pasión, atletas que han de empezar a aprender a ganar y perder. Talentos que deben saber que ganar no es tan fácil, aunque a ellos si les sea , y que deben aprender a respetar esa especie de “suerte” que los genes le han otorgado. Chicos y chicas que han de entender que, a pesar de de no tener ese talento, la perseverancia y los años pueden aportarle toda una vivencia y experiencia para toda una vida…..y grandes resultados! Ningún sueño está prohibido! Adolescentes que estarán de paso también, que buscarán en el deporte aquello que sus padres no quieren que encuentren en la calle, pero que irremisiblemente sus amistades extradeportivas arrastrarán a la falta de inquietudes deportivas en poco tiempo.

Regeneración de un grupo de entrenamiento donde lo humano, al principio, prevalecerá sobre lo deportivo y donde cada deportista, “veterano” o joven deberá buscar su sitio en un deporte que otorga una oportunidad a todo el mundo, independientemente de la edad y el talento que se atesore. 



BLOGS INTERESANTES

© Bislett
Maira Gall