"Esto es lo que te gusta hacer, esto es lo que sabes hacer bien, hazlo hasta el límite y estarás satisfecho". Harry Wilson

jueves, 27 de febrero de 2014

Referente

Siempre crecí creyendo que el único referente a tener en cuenta era mi entrenador. Depositaba el 100% de mi confianza en él y, por encima de todo, cumplía su programación y su filosofía al pie de la raya, no en vano, si estaba allí era justamente por esas dos cuestiones, cuerpo y alma están unidos en este deporte. No podía ser de otra manera para poder cumplir con mis objetivos. Quien me dirigía, no solo me formaba físicamente como atletas, sino como persona, y la filosofía de la preparación era un camino común de ambas cosas para lograr el objetivo propuesto.

Así, aprendí que solamente podía aspirar a conseguir mis metas si seguía ese camino tal como lo habían diseñado, fueran cuales fueran las circunstancias. Y por encima de todo, aprendí unos principios y valores para poder cumplir el compromiso que mi entrenador adquiría conmigo para que yo y únicamente yo, consiguiera mis metas. Nunca, por más problema que tuviese, se me ocurrió fallar a ese compromiso. Si estaba hundido por un mal resultado, si estaba apático porque no me salía nada, si tenía cualquier tipo de problema, tenía muy claro que el camino era el diálogo, jamás el huir. Era fácil entender que el camino era el diálogo, como podía esperar que no me comprendiese la persona que perdía el tiempo en conseguir que yo consiguiera mis metas? He visto multitud de atletas huir, abandonar, sin entender estos principios. Jamás vi ninguno que consiguiese nada, y si muchos que acabaron entendiendo la “imbecilidad” que hicieron en su día.

Así pues, mi entrenador, por encima de todo, era el guía en el que poder confiar y depositar toda mi esperanza y admiración al saber que, nadie más que él, quería lo mejor para mí como deportista y persona.

Intento formar a mis atletas bajo esas premisas, aunque no siempre lo consigo. Por eso, muchas veces, demasiadas, me compensan más pequeños logros de atletas no tan buenos pero con un comportamiento y actitud encomiables. Por lo mismo, otras tantas veces no retuve o perdí grandes atletas. U otras veces tuve que aguantar espectáculos a gritos muy hirientes e injustos delante de todo el mundo, como esta misma temporada. Por suerte, también de tanto en tanto, me llaman para agradecerme lo que hice, aunque en ese momento no se diesen cuenta pero si años más tarde (y me cuentan lo que han echado de menos seguir corriendo y mejorando y cuanto pagarían por volver a tener esa oportunidad). También, en la misma situación, he dicho NO a muchos atletas, sabiendo que ya no puedo aportar nada a su formación demasiado egoísta, ya que no entiendo el entrenamiento solo en la parte física, la personal va unida y es determinante, para mí, en la consecución de resultados.
Hoy me explicaba un buen amigo de que a un atleta de gran talento le acosaban en mayor o menor medida 4 conocidísimos entrenadores para captarlo y entrenarlo. Su actual entrenador, con buen criterio, me explicaba que no tiene intención de retener al atleta, al contrario, sabe que para progresar deberá ir a otro sitio, pero que a la vez le repugnaba la actitud tan acosadora de alguno de esos posibles sitios. El atleta, de momento, pasaba por uno de los estadios por el que todo atleta transita durante su carrera deportiva: el reconocimiento y el apoyo total a su actual técnico.

Y es qué jamás he entendido a aquellos atletas que han decidido volcar toda la responsabilidad de sus errores en su entrenador. Su frustración, sus errores, su mala actitud las acaba pagando quien más ha intentado corregir justamente eso. Me parece la peor de las situaciones, es indigno y me rebelo ante eso. Trabajo, sacrificio, compromiso y responsabilidad delante de todos los implicados, clubs, sponsors, etc…se quedan en nada. No hay principios, no hay valores y lo único que existe es una ofuscación injusta y rancia. Aparece el peor de los egoísmos y la reflexión deja de existir en toda su extensión. Bajo pretextos muy poco argumentados y llenos de “fantasmas” lo que antes era un referente ahora ya no sirve de nada. No hay nada que hacer, el atleta ha llegado a unos de los posibles estados finales, la autosuficiencia, mal o bien llevada, pero en la que esa referencia ya no tiene mucho que aportar.

Ser referente es la clave, la clave para educar física y emocionalmente. Sigo en ello, sin esa educación, no encuentro el sentido para llegar a ninguna parte.
 
 
 

BLOGS INTERESANTES

© Bislett
Maira Gall