"Esto es lo que te gusta hacer, esto es lo que sabes hacer bien, hazlo hasta el límite y estarás satisfecho". Harry Wilson

miércoles, 23 de enero de 2013

Banco de pruebas.

Soy un entrenador que cree necesitar de muchas sesiones para dar forma a un objetivo de mejora concreto. Voy en busca de un constante salto importante de calidad, por tanto creo que necesito hacer temporadas con una puesta de forma en verano únicamente, para corregir aquellos aspectos de la preparación que creo requieren mis atletas para mejorar su rendimiento de una manera evidente. En definitiva, nos ponemos objetivos de mejoras grandes, de saltos marcados de calidad, y necesito meses para sembrar y recoger aquello que queremos.

Como es complicado entrenar muchos meses seguidos sin perder el sentido de la competición, y necesitamos cada cuanto tiempo un desahogo, hacemos una pequeña incursión en la pista cubierta, y como he dicho en otras ocasiones, sin prepararla. En las últimas temporadas, este pequeño “juego” nos ha reportado un muy buen curriculum. Cuatro medallas en Campeonatos de España promesas, tres medallas en Campeonatos de España absolutos y dos puestos de finalistas absolutos masculinos todo en la prueba de 800 metros lisos, dan fe de ello.

Sin embargo, ese “jugar” de la pista cubierta, no siempre reporta sensaciones positivas a pesar de los resultados. Nos genera un cierto estrés y ansiedad jugar con la desventaja de ver como otros atletas están en plena forma preparando esa disciplina y verte sin las armas suficientes para plantar más cara de la que puedes. Por otro lado no hay presión alguna, pero como casi siempre pasa, el lado negativo pesa más para un atleta. Cuando yo veo el vaso medio lleno del como hemos conseguido esos resultados y envío mensajes positivos de que todo marcha de cara a nuestro verdadero objetivo, ellos lo ven medio vacío de las malas sensaciones y la falta de recursos competitivos con que se encuentran, sin reparar en el valor de lo conseguido a través de lo que quisieran todos para sí en este deporte, el talento!

Ese talento lo hemos puesto en marcha una temporada más hace un poco más de una semana. Y la respuesta ha sido variada, aunque la tendencia es a esa situación de incertidumbre  y dudas ante la falta de recursos. Tengo atletas que no reaccionan de manera objetiva, no analizan con detalle como han competido y que significado tiene, por el entrenamiento desarrollado, las marcas conseguidas y la forma en que se consiguieron esas marcas. Es un error por su parte, creo yo, ya que no disfrutan de su deporte en una situación en que no tienen nada que perder y si todo a ganar. Correr en esta situación, sin preparar un período de competición, no puede suponer nunca una valoración negativa, ni tampoco puede suponer una valoración subjetiva y alejada de la planteada por el entrenador antes de competir.

A pesar de lo alejado de los objetivos, competir en momentos así es positivo para la temporada de un atleta. La presión, con la inteligencia por delante, no existe y la pista cubierta es un verdadero medio para evaluar de cómo van aquellos puntos en que me he centrado, como entrenador, para mejorar a cada uno de los atletas que entreno. Hay que verlo así, no de otra manera, y así lo he visto en los anteriores años y he disfrutado de cada uno de los momentos buenos y menos buenos de las temporadas indoor precedentes. Me siento orgulloso de lo conseguido hasta el día de hoy y mantengo la línea marcada para conseguir futuros objetivos a través de la pista cubierta como pequeña estación de paso en nuestra preparación. Si eso genera una leve ansiedad, bienvenida sea esa pequeña dosis de malos momentos. De todo se aprende en esta vida, y la pista cubierta, en nuestro caso, es un verdadero banco de pruebas para mejorar.


miércoles, 9 de enero de 2013

Daños colaterales.

Entiendo mi papel de entrenador de club como la de aquella persona que desde una posición sencilla, humilde, sin apenas medios importantes y que después de unos cuantos años de experiencias, ha conseguido un modelo de entreno con una filosofía concreta que ha hecho que sus atletas empiecen a conseguir resultados importantes.

Gracias a esos resultados, se han abierto las puertas a colaborar a nivel federativo, tanto estatal como catalán, en diversos campos y han aparecido las pequeñas ayudas pública en forma de becas. Por el reconocimiento a mi trabajo, por el apoyo recibido y por la ayuda, que todo suma, estoy muy agradecido a los responsables que han confiado en mí.
Mi talante siempre ha sido en colaborar en las máximas actividades posibles para así mantener vivo el sector al que pertenezco, medio fondo y fondo, y que de esta manera todos los atletas de nuestro entorno pudieran beneficiarse con buenas competiciones y alguna que otra ayuda federativa, los míos incluidos.

El problema a este reconocimiento, esta colaboración, es que a veces perdemos la condición de entrenador de club con la que nos iniciamos, lo cual asumo, y a cambio entremos en un círculo donde impera la política y un juego de intereses que nada tiene que ver con el trabajo técnico y sordo que día a día desarrollamos en nuestra pista.

Es lo que me está ocurriendo ahora mismo. Un pequeño, o gran, conflicto de intereses, una pelea, quizás absurda, por cuotas de poder a nivel federativo, ha acabado con un grupo de entrenadores, entre los que me encuentro, como víctimas colaterales de un problema ajeno a ellos. Me fastidia que esto mate la esencia de lo que creo y me gusta, el simple placer de colaborar trabajando en aquello que me apasiona, y que se vea envuelto en una espiral de problemas que no debería existir en mi quehacer diario. Este sinsentido se ha cargado un buen plan de tecnificación, muy trabajado y con futuro, y un buen equipo para llevarlo a cabo. Una pena.

Mi única intención siempre ha sido colaborar dentro de un marco que me sienta cómodo, lo cual no es difícil, ya que de “egoístas impresentables” hay muy pocos y esos pocos ya se han destapado y han dado muestra de su poca habilidad al intentar fiscalizar mi trabajo y el de otros compañeros, patético! Así que sigo con mi afán colaborador, si las personas valen la pena, aunque este juicio injusto que nos ha sorprendido y nos señala, me ha hecho pensar en lo miserables que llegamos a ser a veces la especie humana.

Quiero seguir colaborando, si así me lo piden, quiero seguir con mi trabajo tranquilo, quiero conseguir mejores resultados y quiero que no politicen mi trabajo ni lo fiscalicen. Quiero ser entrenador “normal”, no asumiendo daños colaterales. Mi trabajo es duro, paciente y poco reconocido, igual que el del resto de mi colectivo. Quiero y pido, que, por haber querido y querer colaborar, por querer tener resultados, no me pongan en ningún punto de mira de nadie. Es eso posible?


BLOGS INTERESANTES

© Bislett
Maira Gall