La vida como entrenador de club se desarrolla cíclicamente
en un círculo “virtuoso”. Cada cuanto, nuevos atletas vienen a remplazar a
aquellos que cierran una etapa de su vida. Es repetitivo cada ciertos años y es
lo que está ocurriendo en este inicio de temporada con mi grupo de
entrenamiento. La vieja guardia ha hecho un paso al lado para dejar un poco el
atletismo de pista y empezar a participar, entrenando unas cuantas sesiones
semanales, en carreras populares. A cambio, un par o tres de atletas de nivel
empiezan a compartir grupo con una serie de nuevos talentos que corren
muchísimo y que con las cosas típicas de la adolescencia ha cambiado el
lenguaje y mensaje en el seno del grupo. El único elemento que permanece
inalterable es el entrenador, enamorado de su deporte e insistente en soñar en
sacar el máximo rendimiento o el que desee cada atleta de su grupo.
Hace año y medio que no acudo con un atleta mío a un
campeonato de España absoluto, quizás el detalle que marque que tipo de atletismo
se practica en cada núcleo. Esos campeonatos han sido remplazados por
campeonatos de España en categorías menores y campeonatos autonómicos. Ha sido
una especie de vuelta a los inicios, de donde salimos y no hay que olvidar que
volveremos. Si cuando me inicié como
entrenador veía con sana envidia
participar en esos campeonatos absolutos, ahora, después de acudir con varios
atletas de manera seguida y normal, incluso acudiendo a por puestos de honor,
me doy cuenta de que no siendo entrenador de ningún centro de alto rendimiento,
tarde o temprano se vuelve al inicio de todo…….y no se está tan mal! Esta
última temporada he disfrutado muchísimo con atletas más jóvenes que se han
superado y han entrenado con madurez y seriedad de una manera increíble. Tengo
“madera talentosa” entre mis manos y espero iniciar un nuevo ciclo que lleve a
estos chicos/as a tener la oportunidad que tuvieron en su día algunos de sus
compañeros que les han cedido el protagonismo. En estos años, por eso, he
aprendido muchísimo a gestionar un grupo humano, y si bien es cierto que
gestionar grupos de rendimiento adultos me ha provocado más de uno y dos
dolores de cabeza, también es cierto que hace tiempo aprendí la lección.
Lección aprendida para que no tenga que llegar a decirle más a alguien de mi confianza y a la vuelta del
campeonato más importante de la temporada, que entrenar a ciertos atletas de
semi élite no me compensa por más que los resultados y sus marcas sean
espectaculares.
El atletismo sigue siendo apasionante para mí, aunque el
hecho de practicar un deporte individual comporte una fuerte carga
individualista. Procuro aprender cada día un poco más a gestionar la única
parte que me chirría de todo este universo, la única cuestión por la que a
veces me planteo si vale la pena. No creo, por eso, que consiga erradicar esa
cuestión incorporada por naturaleza a los egos de deportistas individuales,
pero intento educar en una dirección llena de principios y valores e intento
aprender a convivir con situaciones egoístas que suelo encontrar más veces de
las deseadas en nuestro deporte.
Este es el momento! Gente joven, atletas que empiezan a
descubrir el talento que llevan dentro, o que no lo atesoran y deberán suplirlo con
dedicación y pasión, atletas que han de empezar a aprender a ganar y perder.
Talentos que deben saber que ganar no es tan fácil, aunque a ellos si les sea ,
y que deben aprender a respetar esa especie de “suerte” que los genes le han
otorgado. Chicos y chicas que han de entender que, a pesar de de no tener ese
talento, la perseverancia y los años pueden aportarle toda una vivencia y
experiencia para toda una vida…..y grandes resultados! Ningún sueño está
prohibido! Adolescentes que estarán de paso también, que buscarán en el deporte
aquello que sus padres no quieren que encuentren en la calle, pero que
irremisiblemente sus amistades extradeportivas arrastrarán a la falta de
inquietudes deportivas en poco tiempo.
Regeneración de un grupo de entrenamiento donde lo humano,
al principio, prevalecerá sobre lo deportivo y donde cada deportista,
“veterano” o joven deberá buscar su sitio en un deporte que otorga una
oportunidad a todo el mundo, independientemente de la edad y el talento que se
atesore.
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