"Esto es lo que te gusta hacer, esto es lo que sabes hacer bien, hazlo hasta el límite y estarás satisfecho". Harry Wilson

viernes, 4 de mayo de 2012

Nuestros fatídicos 500.

“Estoy un poco acojonado”. Es lo que me dijo un atleta mío el otro día ante, quizás, la sesión que les infunde más respeto a mis atletas. La resistencia láctica es lo más desagradable de entrenar en medio fondo. Pasar por esa sensación de extrema fatiga yendo a una intensidad máxima y encima soportando un dolor inaguantable en las piernas al final de la sesión no es precisamente lo más reconfortante para un atleta.

Empiezo a trabajar esta capacidad más o menos sobre el mes de marzo, siempre con una sesión semanal. El ensayo/error de muchos años me llevaron a trabajarla en distancias de 500 y 300 metros, con recuperaciones bastante completas. La sesión tipo era 2x500 + 2x300. Esta temporada, después de consensuarlo con mis atletas, hemos cambiado un poco la idea de la sesión. Si bien otros años adoptaban las series de 500 a muerte, sabedores que hacer dos 300 después era pausible, este año hemos querido trabajar un “tempo” más específico antes de pasar a nuestra sesión tipo. Por ello, las nueves últimas semanas hemos trabajado en 3 sesiones consistentes en 6x300, 5x400 y 4x500, buscando un ritmo homogéneo entre todas las series y realizando cada semana una sesión diferente.
 
En todas las sesiones hemos logrado el objetivo de ritmo que nos habíamos propuesto, pero el trabajo mental ha sido diferente en una en especial.  Trabajar esta capacidad a ritmo competición o algún segundo más rápido que este en una distancia de 500 metros, infunde bastante respeto! La intensidad es tan alta y los metros recorridos son tantos que el sistema se colapsa y el pico de lactato se dispara hasta extremos muy altos. Esto no ocurre tanto con las otras distancias de 400 y 300, recorridas más rápidas en términos de velocidad absoluta, pero a pesar de ellos, el factor tiempo provoca una tasa o más baja de lactato o una mayor capacidad de limpieza del sistema en menos tiempo. Evidentemente otro factor determinante para esta situación es el volumen total de la sesión, 2 kms recorridos a este ritmo son bastantes metros.
 
Lo que está claro es que mis atletas le tienen algo más que respeto a la distancia, por no decir pánico! Y no porque no la cojan con valentía, sino al contrario, porque saben como la van a coger y saben cuales serán sus consecuencias al final de la sesión. Mareos, vómitos, jadeos y alaridos, estirados o tirados por el suelo, inmóviles por extenuación, son las imágenes comunes después de esta sesión y más con esta distancia. Aquí es donde entra la psiquis, y hacerles ver o entender que la mejor situación de vuelta a la normalidad sea el trabajo aeróbico posterior de vuelta a la calma es el objetivo final de la sesión. El final de este entreno es como un coche que se precipita cuesta abajo por una montaña sin frenos ni marchas. No hay nada que lo controle! Aquí pasa lo mismo, se acaba la sesión, caen extenuados y las pulsaciones siguen desbocadas. La tasa de lactato se dispara y alcanza su máximo al cabo de un par de minutos (al menos la periférica, imposible saber la real. Aunque últimamente se diga que el factor limitante sea el sistema nervioso central, está claro que el efecto de la carga láctica en las piernas es lo que notan mis atletas al final de la sesión. ). Los procesos de recuperación no se ponen en marcha si no somos conscientes de esa situación y encendemos nosotros los mecanismos de vuelta paulatina a la normalidad. Los tiempos habrán salido bien, pero la continuidad del régimen de entrenamientos depende de este hábito semanal. No siempre son conscientes de ello, y menos si en el menú del día aparecen nuestros fatídicos 500!



3 comentarios

Anónimo dijo...

Eso no es nada Andrés. Mimas demasiado a tus niños. Un día, por esta misma época del año y trabajando la misma zona, al entrenador de Cacho se le ocurrió decir que hiciera 20 x 500.
Cacho dijo vale, ...y las hizo.


Acojonante.

Andreu Novakosky dijo...

Hola Anónimo!

Jeje, gracias por la anécdota. Pero te aseguro que que si Cacho hizo 20x500 ya te avanzo con el 100% de seguridad que no hablamos de la misma zona. Te aseguro que es muy, muy dificil ir mucho más allá (seguro que hay muchos que pueden un poquitín más) con el nivel de intensidad del que hablo.

Anónimo dijo...

Bueno, no sé exactamente cuando le paró su entrenador... la anécdota me la contó Higinio Arribas (corredor de 800mt de hace unos años)y por lo que se ve si no le paran se mata él solo. Preguntále a Fermín cuando lo veas, él te dará los detalles.
Por supuesto, su entrenador se lo dijo de broma... desde aquel día poca broma con Cacho...

BLOGS INTERESANTES

© Bislett
Maira Gall