"Esto es lo que te gusta hacer, esto es lo que sabes hacer bien, hazlo hasta el límite y estarás satisfecho". Harry Wilson

viernes, 8 de octubre de 2010

Entrenando día a día (con la cabeza).

El deporte en general lo valoramos únicamente por los resultados obtenidos, sin darnos cuenta muchas veces, que detrás de cada atleta hay toda una preparación de muchos meses de trabajo antes del resultado que puede justificar una temporada o que puede resultar un fracaso personal del deportista. Tendemos a dar una primera opinión rápida sin tener absolutamente ninguna información sobre como se ha obtenido ese resultado. También tendemos a opinar sobre el trabajo de otros sin saber en ningún momento su plan detallado de entrenamiento y solemos opinar simplemente por detalles que pocas veces dejan ver toda una programación anual.

Bien, detrás de cada atleta, bueno o menos bueno, hay muchos meses de duro entrenamiento! Entrenamiento diario, a veces con más sesiones semanales que días tiene la semana. Es difícil dar el 100% cada día de trabajo, más si este es físico, pero la teoría del entrenamiento nos dice que poniendo en crisis la zona energética entrenada es como mas progresamos. Difícil dilema para una persona que vive permanentemente cansado, preocupado por su recuperación del día siguiente, cargado, a veces con molestias o pequeñas lesiones que se niegan para no perder sesiones importantes, a veces con décimas o directamente enfermos. Encima tienen un tipo con cara de pocos amigos que diariamente suelta el castigo a realizar, EL ENTRENADOR! Yo por ejemplo, reconozco que soy duro, no en la carga de trabajo, normal como en otros muchos sitios, pero si duro en el sistema de ejecución. Como siempre he dicho por aquí, quiero atletas maduros, inteligentes, que tomen las decisiones correctas y creo firmemente que con atletas así se puede llegar a cotas importantes. Por que los quiero así? Porque para mí es tan importante la parte autónoma del deportista como el trabajo realizado. Quiero que cada día de trabajo, mis atletas tengan la información del trabajo a realizar y puedan decidir como van a realizar este trabajo en las condiciones que están, si pueden realizarlo o si por el contrario no es posible. Evidentemente que yo voy guiando sus tomas de decisiones y pocas veces dejo de participar en ellas, si no es para inducir un error que pueda servir de buen aprendizaje. No quiero atletas que dejen los trabajos a medias por no medir bien la situación en la que están ese día. Un ejemplo de lo que me refiero, en medio fondo y fondo, lo podemos ver rutinariamente los días de trabajos fraccionados. Por ejemplo el día que puede tocar un entrenamiento de potencia aeróbica, pongamos 6 x 1000 metros para un ochocentista. Ese día, quiero que mi atleta, sabiendo el trabajo a realizar y sabiendo la situación en la que está (genial, cargado, lesionado, enfermo etc...) decida a que ritmo saldrá para completar el volumen total de la sesión. Eso demuestra muchas cosas. Primero, el acumular la sesión entera de manera satisfactoria, luego, la toma de decisiones correctas, muchas veces en estado de fatiga, tan específico en una competición. Después la capacidad de valorar el esfuerzo de realizar ese sacrificio en las condiciones que sean, la valoración de los tiempos obtenidos dependiendo del estado de ese día y comparándolos con otros días de sesiones semejantes. En definitiva. lo que más me gusta a mí, cada día de entrenamiento quiero que ese trabajo físico se convierta en un EJERCICIO DE INTELIGENCIA. Después , semana a semana, acumulando sesión tras sesión, mis atletas tienen una guía clara de los ritmos que son capaces de realizar y van conociendo sus propias sensaciones de cada sesión. Así, por un lado, buscan ir mejorando cada zona energética, y por el otro, saben a partir de que sensaciones tienen que regular si las condiciones ambientales o personales no son las más idóneas.

Creo que ese sistema, es una de las claves de los éxitos que estamos teniendo y al mismo tiempo una de las limitaciones para llegar más lejos. Es difícil tomar decisiones tan correctas en edad adolescente, y eso limita mi campo de acción. Para mejorar podría tener dos vías. el machaque exagerado en volumen de mis atletas, o como quiero yo, el disponer de toda nuestra inteligencia al servicio del entrenamiento. Estoy seguro que, aunque más duro, casi todos los atletas preferirían machacar más, pero el camino correcto, estoy convencido, es el otro, entre otras cosas porque deja el camino de los estímulos físicos, más virgen y con más posibilidades de mejorar.

Cada día antes de las sesiones intento pasar lista del estado de cada atleta, voy preguntando como están, los problemas de días anteriores, algunas sensaciones, etc.. Y en casos concretos dejo a su elección la toma de decisiones de realizar algún ejercicio o no. Yo, evidentemente, me formo una opinión según me cuentan, intento guiar como he dicho antes, y si al final la decisión tomada por mi atleta no es la mejor, le hago saber mi punto de vista.

Sé que para ellos es más fácil que yo tome todas las decisiones, y eso esperan muchas veces, pero creo que no es lo mejor. De una equivocación se aprende mucho, y de un acierto aún más, por el plus de trabajo bien realizado. No me gusta el mando directo y si bastante el descubrimiento guiado o la resolución de problemas.

Ese ejercicio extra, mis atletas han de intentar hacerlo, conscientemente o no, diariamente. Entrenar es tan duro, tanto física como mentalmente, que tacho de ignorante a todo aquél que no sepa valorar los resultados de un atleta sin pensar que hay detrás. Cuantos días de trabajo, cuantos kilómetros, cuantas sesiones de fuerza, la cantidad de toneladas levantadas, el número de sesiones de velocidad, las eternas repeticiones de mil metros o el no parar de correr y volver a empezar en los intervals trainings, las penas cuando no sale como uno quiere, los diversos problemas, entrenar lesionado, lloviendo y con frío, pensando en el examen del día siguiente, etc.... Hay tantas variables cada día de una temporada, que no podemos ser tan simplistas y valorar una simple carrera o temporada sin ver que hay detrás de tantos días de sacrificio.

Por eso, mis atletas están cansados de mi, de tanto repetirles una de las frases que es santo y seña de mi sistema: CORRER ES UN EJERCICIO DE INTELIGENCIA!


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