La soledad del corredor de fondo

A pesar de entrenar en grupo, muchas veces, demasiadas, nos sentimos solos ante el trabajo a realizar. El entreno se convierte en un muro difícil de superar. Por la cabeza nos pasa una y otra vez las intenciones de parar y dejar sin acabar los objetivos del dia. Mi trabajo consiste en realizar un esfuerzo en hacer ver que el objetivo no es la función competitiva que tiene el entreno, sino simplemente el acumular un trabajo dentro de una zona de entrenamiento. Donde mas se produce este problema es en las sesiones de Potencia Aeróbica. Me tengo que multiplicar para lograr que mis atletas acumulen el volumen programado. También es el dia donde mas solidaridad veo entre la gente del grupo, no hay problemas en pedir ayuda para acabar la sesión a aquellos que ya han acabado su trabajo. Es de admirar como en las últimas series los ánimos y la ayuda de todos, provocan que tanto los atletas que estaban especialmente motivados y vuelan, como aquellos que tienen una verdadera dificultad para acabar, finalizan su entrenamiento con un tiempo impensable unos minutos antes. Después es el momento de felicitarnos todos, comentar los errores y volver a casa satisfechos o deprimidos si mis observaciones no han convencido a la persona de turno. En todo caso, con mi ayuda o sin ella, con los ánimos y colaboración de los compañeros o sin ella, el muro a superar convierte la lucha por acabar la sesión en un esfuerzo y sufrimiento solitario e individual, donde acaba mostrándose en su máxima expresión la tan nombrada “soledad del corredor de fondo”.