"Esto es lo que te gusta hacer, esto es lo que sabes hacer bien, hazlo hasta el límite y estarás satisfecho". Harry Wilson

martes, 6 de octubre de 2015

Nuestro “Volodalen” particular.

Una de mis inquietudes históricas ha sido dotar a la preparación de mis atletas (antes lo hacía conmigo mismo) del mejor entorno posible para prepararse. Y cuando hablo de entorno, hablo del sitio físico donde desarrollo la sesión. No trabajo en la mejor de las pistas que conozco, de hecho, la cambiaría sin dudarlo por otras cercanas, pero esa es la de mi ciudad y es evidente que no puedo hacerlo! Eso sí, creo que tenemos una pista con un buen viento (aunque alguno de mis atletas lo dude!) y unas buenas vistas, pero no es suficiente para satisfacer las necesidades que creo óptimas del entorno de trabajo.

Siempre he sido un romántico de nuestro deporte, y dentro de ese romanticismo, una parte importante la forma ese entorno del que hablo y más concretamente el entrenamiento en la naturaleza. Hace dos temporadas cometí el error técnico de situar trabajos de pista fuera de ella, así que aprendí del error y ahora únicamente llevo a la naturaleza aquellas sesiones de las cuales puedo sacar verdadero provecho. Principalmente, como es natural, todo lo relacionado con la parte aeróbica, es decir, el desarrollo de la resistencia y potencia aeróbica.

No hay duda que llevar estos trabajos al exterior provoca una pérdida del control de los ritmos y una velocidad menor que el mismo trabajo realizado y controlado en pista, pero los beneficios psicológicos compensan sobremanera esa pequeña pérdida de control y prestaciones.

Una de las partes más “friquis” de mi trabajo es estar en contínua búsqueda de esos espacios en los alrededores de donde vivo y desarrollo mi trabajo. El perfil ideal de los que busco es un entorno húmedo, boscoso, con buenos caminos y sin grandes desniveles y si es cerrando una vuelta en vez de un “ida y vuelta” mejor que mejor. Hace años, el boca a boca me llevaba a buscar y descubrir esos caminos, pero desde la irrupción de herramientas como Google Earth y Street View, dedico bastante tiempo antes de empezar la temporada, delante del ordenador, en buscar sitios idóneos de entrenamiento. Una vez encontrado uno de esos sitios, una visita física se impone para ver si lo reflejado en el mapa es lo buscado para poder entrenar en condiciones, cosa que no siempre ocurre!

Mi “ideal” sitio húmedo y boscoso viene dado por el romanticismo histórico que tenían los mejores atletas de hace años. Encontrar nuestro “Volodalen” particular, el “eldorado” de los corredores, el sitio donde se gestó el mediofondo y fondo europeo de los años sesentas y setentas de la mano del “brujo” Gosta Olander, uno de los más grande entrenadores de la historia de nuestro deporte, y convertirlo en nuestro “santuario” particular, el lugar donde “templar el hierro” y conseguir la mejor de las formas, es el objetivo. Yo hace años encontré el mío particular, aunque sigo buscando siempre mejorarlo, en Canyamars, un pueblecito en las afueras de Mataró, a 20’ en coche particular, donde tenemos un circuito que consta de una principal vuelta de 2600 metros donde podemos rodar sintiendo exclusivamente el ruido de pájaros y las hojas de los árboles movidas por el viento. También, una de las novedades de esta temporada, he conseguido sacar un circuito de 6 km en leve descenso donde vamos a realizar este año las sesiones de ritmo controlado, nuestro Tempo Run!

Aparte del entrenamiento específico que supone para los que preparan o compiten en cross durante el invierno, el entorno es el ideal para correr. Rodeados de árboles frondosos en caminos de tierra o asfalto casi sin tráfico, campos verdes labrados, etc, correr en ese entorno supone una liberalización del cuerpo y mente que produce un aumento en la producción de endorfinas y por consiguiente un plus de voluntad, sacrificio, motivación y hasta diría sensación de bienestar, a pesar de la fatiga, para realizar el entrenamiento, y donde la valoración final ( pérdida de ritmo y control incluídos) , siempre es altamente positiva.

Siempre que voy acompañado de algún atleta mío y paso por algunos de mis rincones “fetiches” les comento la típica “batallita” que todo atleta de medio fondo y fondo guarda para sí en su interior durante el resto de su vida: “Aquí se gestó mi marca en 800…” Quien no tiene uno de esos sitios?



No hay comentarios

BLOGS INTERESANTES

© Bislett
Maira Gall