"Esto es lo que te gusta hacer, esto es lo que sabes hacer bien, hazlo hasta el límite y estarás satisfecho". Harry Wilson

miércoles, 19 de diciembre de 2012

“Errar con éxito.”

Ser entrenador de atletismo requiere ser responsables de decisiones complicadas. Somos los responsables de atletas que se juegan, individualmente, todo un proyecto anual o plurianual, un proyecto en el tiempo. Cada temporada supone una parada de un viaje de largo recorrido que esperamos cumplir con la consecución del objetivo deseado. Por ello, nuestro papel está lleno de decisiones, pero decisiones consensuadas sin lugar a dudas! Decisiones sobre el camino elegido y presentado al atleta y aprobado por él. Decisiones sobre la programación anual elegida y presentada al atleta y aprobada por él. Decisiones sobre el plan de competiciones elegido, presentado al atleta y aprobado por él. Decisiones sobre el devenir de los entrenamientos y argumentados día a día al atleta y apoyados por él. En consecuencia, todo un rosario de decisiones, presentadas y argumentadas al atleta y aprobadas y apoyadas por él, como es normal dentro de un equipo….……mientras salgan bien!

Digo mientras salgan bien ya que es común que cuando las cosas no salen tan bien como un atleta espera, este gire su mirada y responsabilice a su técnico de la no consecución de un objetivo, obviando que esa decisión fue consensuada. Es más, demasiadas veces, haciendo gala de una buena dosis de mala memoria, se olvida que las decisiones fueron consensuadas y esgrimen una “obligatoriedad técnica” para haberlas hecho.

Muchas veces he sentido estar más solo que la una cuando un atleta me ha reprochado alguna acción sobre la preparación o la competición, olvidando que, me otorgó su confianza para acertar o errar, o, decidimos conjuntamente sobre algo errado.

Es el riesgo de querer hacer algo grande, sin ser nada aún, como me pasa. Somos técnicos sin crédito para errar, sin confianza para valorar en su justa medida lo que se consigue.

El caminar buscando el éxito en este deporte no es un camino de rosas, al contrario, es un camino lleno de dificultades, de un constante caer y levantarse. Y caer significa errar. Y errar, significa que no se tomaron las mejores decisiones, individuales y en equipo. Y levantarse significa reconocer los errores sin reproches, tener memoria, y seguir andando. Este simple significado de las palabras que componen el camino al éxito no deberían nunca olvidarse. Ni renegar de los errores del pasado, de todos se aprenden, ni confundirlos. Algunos que parecen que lo fueron, en realidad fueron una gran enseñanza o un gran logro, siempre en equipo, por más que vinieran por malas sensaciones o experiencias.

El trabajo de entrenador, está lleno y salpicado de estos errores. Imposible acertar siempre en todos los campos! Y solo se puede llevar a cabo, bajo una profunda confianza en él, sabiendo que habrán muchos errores en el camino y asumiéndolos como propios del equipo. No puedo entender como el ego de un atleta y su egoísmo pueden pretender reprochar a un técnico que intentó “joderle” con tal o cual decisión.
Me he encontrado a lo largo de los años con algunos casos de estos, los cuales me han hecho reflexionar muchísimo si vale la pena tanto esfuerzo, tanto trabajo y tantos “gestos” (demasiados, durante muchos años) durante tanto tiempo, para que se valore de esta manera el trabajo de un entrenador.

Por suerte, los atletas íntegros, solidarios y agradecidos, al menos en mi caso, son una gran mayoría. Y valoran mi trabajo, como se ha de valorar. Y aunque parezca mentira, la sucesión de errores comprendidos, asumidos, y corregidos por parte de ambos (atleta y entrenador) siempre tiene el mismo final: una buena decisión técnica presentada por un entrenador comprometido con su atleta y aprobada por un atleta comprometido con su entrenador, que llevan a la consecución de los objetivos deseados! Es lo que podríamos llamar: “Errar con éxito”!
 
 
 

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