"Esto es lo que te gusta hacer, esto es lo que sabes hacer bien, hazlo hasta el límite y estarás satisfecho". Harry Wilson

miércoles, 9 de enero de 2013

Daños colaterales.

Entiendo mi papel de entrenador de club como la de aquella persona que desde una posición sencilla, humilde, sin apenas medios importantes y que después de unos cuantos años de experiencias, ha conseguido un modelo de entreno con una filosofía concreta que ha hecho que sus atletas empiecen a conseguir resultados importantes.

Gracias a esos resultados, se han abierto las puertas a colaborar a nivel federativo, tanto estatal como catalán, en diversos campos y han aparecido las pequeñas ayudas pública en forma de becas. Por el reconocimiento a mi trabajo, por el apoyo recibido y por la ayuda, que todo suma, estoy muy agradecido a los responsables que han confiado en mí.
Mi talante siempre ha sido en colaborar en las máximas actividades posibles para así mantener vivo el sector al que pertenezco, medio fondo y fondo, y que de esta manera todos los atletas de nuestro entorno pudieran beneficiarse con buenas competiciones y alguna que otra ayuda federativa, los míos incluidos.

El problema a este reconocimiento, esta colaboración, es que a veces perdemos la condición de entrenador de club con la que nos iniciamos, lo cual asumo, y a cambio entremos en un círculo donde impera la política y un juego de intereses que nada tiene que ver con el trabajo técnico y sordo que día a día desarrollamos en nuestra pista.

Es lo que me está ocurriendo ahora mismo. Un pequeño, o gran, conflicto de intereses, una pelea, quizás absurda, por cuotas de poder a nivel federativo, ha acabado con un grupo de entrenadores, entre los que me encuentro, como víctimas colaterales de un problema ajeno a ellos. Me fastidia que esto mate la esencia de lo que creo y me gusta, el simple placer de colaborar trabajando en aquello que me apasiona, y que se vea envuelto en una espiral de problemas que no debería existir en mi quehacer diario. Este sinsentido se ha cargado un buen plan de tecnificación, muy trabajado y con futuro, y un buen equipo para llevarlo a cabo. Una pena.

Mi única intención siempre ha sido colaborar dentro de un marco que me sienta cómodo, lo cual no es difícil, ya que de “egoístas impresentables” hay muy pocos y esos pocos ya se han destapado y han dado muestra de su poca habilidad al intentar fiscalizar mi trabajo y el de otros compañeros, patético! Así que sigo con mi afán colaborador, si las personas valen la pena, aunque este juicio injusto que nos ha sorprendido y nos señala, me ha hecho pensar en lo miserables que llegamos a ser a veces la especie humana.

Quiero seguir colaborando, si así me lo piden, quiero seguir con mi trabajo tranquilo, quiero conseguir mejores resultados y quiero que no politicen mi trabajo ni lo fiscalicen. Quiero ser entrenador “normal”, no asumiendo daños colaterales. Mi trabajo es duro, paciente y poco reconocido, igual que el del resto de mi colectivo. Quiero y pido, que, por haber querido y querer colaborar, por querer tener resultados, no me pongan en ningún punto de mira de nadie. Es eso posible?


No hay comentarios

BLOGS INTERESANTES

© Bislett
Maira Gall