Empieza el sacrificio, la lucha mental interna diaria, los
días de lluvia como ayer, o de viento y frío como hoy. Aparte, aparecen
asociadas las molestias comunes a los periodos de entrenamientos intensos.
También aparecen las dudas. Mucha tralla es imposible que salga toda bien, por
tanto, hay días buenos y días..….menos buenos.
Mantener los objetivos bien presentes es complicado, hay que
tener los cinco sentidos bien despiertos para estar motivados y tener esos
objetivos siempre en mente. Cada uno con su pequeño o gran reto, cada uno
sabiendo que debe pedirle a su cabeza, cada uno sabiendo como gestionar su
actitud.
No siempre sale bien, no siempre se reacciona bien. A veces,
tiramos trabajo sin pensar lo que supone hacerlo. El estrés nos domina, los
problemas cotidianos, la fatiga, muchas variables negativas acaban por hacer
pagar los platos rotos a nuestro soñado objetivo. Hay días que nos traicionamos
a nosotros mismos. Hay días que simplemente olvidamos el sacrificio que tanto
hemos hecho durante mucho tiempo.
Sin embargo, caemos rápidamente en la cuenta de lo que
realmente queremos es volver a todo aquello que nos apasiona, a nuestros
sueños. Nos caemos y nos volvemos a levantar. Aprendemos mil lecciones una y
otra vez cada cierto tiempo. Nuestro deporte curte, lo vivimos de manera
apasionada, nos entregamos enteros!
Y de repente, ese mal día, un mal día, pasa, los tiempos
salen como de costumbre, nos sentimos nuevamente con el brío y las ganas de
comernos el mundo. El reto de un nuevo y duro entreno está ante nosotros. Un
calentamiento largo, inacabable, todo hecho con mimo, rectas finales para
empezar con ritmo, cambio de zapatillas, voladoras! Y en ese momento de duda,
de no saber como vamos a responder, si cumpliremos el ritmo deseado o no, un
compañero, para sacarnos una sonrisa, para lanzar un mensaje motivador, para
hacer piña ante esas series largas que tanto cuestan, suelta….Tu las haces
volar!
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