"Esto es lo que te gusta hacer, esto es lo que sabes hacer bien, hazlo hasta el límite y estarás satisfecho". Harry Wilson

lunes, 31 de diciembre de 2012

Gente corriente.

Un tweet de una atleta de fondo con mucho talento y futuro, me ha llevado a ver el Informe Robinson del mes de diciembre, el de las “chicasde Londres”. No lo había visto aún, y casi siempre los pillo unas semanas más tarde. La verdad es que se han hecho un hueco entre los deportistas por la manera cuidada y emotiva que tienen de contar sus historias. Para mí, ninguno como el del intento de rescate de Iñaqui Ochoa de Olza y también me emocioné muchísimo con el del 20 aniversario de los medallistas de BCN 92 (y II). El pasado mes, una emotiva previa del que seria un reportaje sobre la maratón de NuevaYork (realizado antes de la celebración de la misma), acabó con un giro inesperado del documental, por la suspensión de la prueba, poniendo una emotividad increíble sumada a la mística de la carrera.

Al ver el documental de Diciembre, he podido entender una vez más, que el camino a los sueños, pasa únicamente por la decisión personal de invertir tu vida en convertir tu sueño en realidad. Todas chicas con talento, todas con un denominador común: un esfuerzo personal sin fisuras, y muchas veces sin medios, para conseguir desde la más absoluta normalidad llegar a ser medallista olímpica.

Cuando acabé de ver el informe, lo primero que me salió de dentro fue decir: Pero si son chicas normales! Y si, salvo en algún caso concreto de estar delante de una estrella mundial del deporte, lo que veía era gente corriente explicando su lucha diaria para llegar a conseguir su sueño. Yo conozco a muchas chicas y chicos con las mismas posibilidades, muchos de los que convivimos en este mundillo vivimos rodeados de atletas así! Por que ellas si y otros no? En casi todos los casos ocurre lo mismo. Esa respuesta la encuentran los propios deportistas al final del camino. Como se explica en cada historia, como no iban a triunfar después de darse cuenta del esfuerzo realizado? Cada una de esas deportistas explicaban el como habían podido llegar ahí, dándose  cuenta de que ese “como”, ese trabajo en la sombra, esas horas y horas de trabajo diario, mensual, etc..era la causa de conseguir esos resultados. En deporte, los “hipertalentos” son habas contadas, el grueso de los campeones son gente tan anónima como la que sale en IR, gente como la que estamos acostumbrados a ver trabajar diariamente, gente como hay aquí, en Francia, Italia, etc…gente corriente con un sueño concreto y una determinación a conseguirlo a prueba de cualquier situación, de cualquier circunstancia, de cualquier fracaso, etc….Gente normal dispuesta a levantarse cuantas veces haga falta después de caerse y a volver a intentarlo mejor si cabe que la anterior vez.

Sumado a este capítulo, hoy leo el artículo de El País donde Carlos Arribas, habla de los cambios en la vida de Arturo Casado. Más de lo mismo, normalidad absoluta, rodearse de cosas sencillas y un planteamiento serio en el esfuerzo diario, son la mejor y casi única receta para lograr resultados, al menos la que más me convence. Mientras, en cada grupo de entrenamiento, dentro de esa normalidad corriente donde se mueven todos los deportistas, nosotros, los entrenadores, tenemos que convencer diariamente que si se puede, que no envidiamos nada de los demás, que no somos peores. Que simplemente, la diferencia es esa determinación y la inteligencia para querer lograr ese sueño. Eso sí, sin cámaras ni periódicos delante. En silencio y en el duro trabajo del día a día, como debe ser!

Con esta “actu” despido el año. Un buen año, una buena temporada, pero no la mejor. Esa está por llegar! Atentos a los próximos meses!


domingo, 23 de diciembre de 2012

Navidad, punto de inflexión.

Cada temporada en Septiembre lanzo la misma respuesta a aquellos que me preguntan sobre la previsión de la temporada de aquellos atletas que entreno: “si pasan de manera organizada de navidad, acaban bien la temporada”.

El período navideño, siempre ha supuesto el punto de inflexión sobre aquellos atletas que tienen claro sus objetivos y los que no. Es un período donde toda la dinámica cambia. Entran en un espacio vacacional donde su rutina se ve rota en el sentido de la desorganización de no tener ya obligaciones de estudios, ni cumplir horarios exigentes.

Cambian todas las rutinas….menos las deportivas! El horario y el tipo de trabajo sigue siendo el mismo, pero con el problema de que ya no se ha de compartir con otra actividad formativa, sino con la dinámica del resto de compañeros ajenos al deporte y eso entra en conflicto con el orden y organización que había establecido hasta entonces.
La decisión de cómo llevar este período, además, es completamente autónoma. Seguir con pautas correctas o no vendrá dado por el grado de compromiso que tiene uno mismo con su deporte.

Si bien tenemos que saber que nuestro entrenamiento deberá ser compartido ineludiblemente con las obligaciones familiares de estos días de fiestas, el resto del tiempo de este período debe intentar ser organizado de la misma manera a la que estamos acostumbrados. Horas de sueño y organización horaria de estas horas, actividades diarias, obligaciones y responsabilidades, no deben variar porque otras personas ajenas a nuestra actividad decidan que es tiempo de “dolce far niente” o como se dice ahora y está tan de moda “Carpe diem”.

Con los años he podido comprobar que atletas que gestionaban bien este período salían reforzados en su preparación, y en cambio otros que entraban en una dinámica completamente vacacional, incluso dejaban su actividad a la vuelta de vacaciones………..hasta darse cuenta de su error y lo volvían a intentar al siguiente septiembre.

A pesar de entrenar a gente de un nivel importante, al ser un entrenador de club, esta es la experiencia que año tras año he podido comprobar en muchos atletas de club, incluso en algunos de estos importantes! Parece curioso, pero el “profesionalismo” enseñado por los diferentes atletas en períodos de trabajo, y que debería acentuarse en períodos vacacionales, sufre un bajón en días como estos.

No deja de ser sintomático que simplemente por tener unos días más relajados en cuestión de obligaciones, eso pueda llegar a activar una actitud más “pobre” que cuando el estrés semanal domina los períodos de entrenamientos y pedimos a gritos unos días como estos, justamente para………..entrenar duro!

Cuento esto mas como vivencia pasada que no presente, porque me da la sensación de que por primera vez en mucho tiempo, el 90% del grupo está centrado en su trabajo deportivo con responsabilidad. En todo caso, a la vuelta a la normalidad del mes de  Enero, primeras competiciones de pista cubierta, donde el entreno, el como se ha realizado, y el como se ha empleado todo este tiempo, pondrá rápidamente a cada uno en su sitio. Esperemos que con marcas esperanzadoras!


miércoles, 19 de diciembre de 2012

“Errar con éxito.”

Ser entrenador de atletismo requiere ser responsables de decisiones complicadas. Somos los responsables de atletas que se juegan, individualmente, todo un proyecto anual o plurianual, un proyecto en el tiempo. Cada temporada supone una parada de un viaje de largo recorrido que esperamos cumplir con la consecución del objetivo deseado. Por ello, nuestro papel está lleno de decisiones, pero decisiones consensuadas sin lugar a dudas! Decisiones sobre el camino elegido y presentado al atleta y aprobado por él. Decisiones sobre la programación anual elegida y presentada al atleta y aprobada por él. Decisiones sobre el plan de competiciones elegido, presentado al atleta y aprobado por él. Decisiones sobre el devenir de los entrenamientos y argumentados día a día al atleta y apoyados por él. En consecuencia, todo un rosario de decisiones, presentadas y argumentadas al atleta y aprobadas y apoyadas por él, como es normal dentro de un equipo….……mientras salgan bien!

Digo mientras salgan bien ya que es común que cuando las cosas no salen tan bien como un atleta espera, este gire su mirada y responsabilice a su técnico de la no consecución de un objetivo, obviando que esa decisión fue consensuada. Es más, demasiadas veces, haciendo gala de una buena dosis de mala memoria, se olvida que las decisiones fueron consensuadas y esgrimen una “obligatoriedad técnica” para haberlas hecho.

Muchas veces he sentido estar más solo que la una cuando un atleta me ha reprochado alguna acción sobre la preparación o la competición, olvidando que, me otorgó su confianza para acertar o errar, o, decidimos conjuntamente sobre algo errado.

Es el riesgo de querer hacer algo grande, sin ser nada aún, como me pasa. Somos técnicos sin crédito para errar, sin confianza para valorar en su justa medida lo que se consigue.

El caminar buscando el éxito en este deporte no es un camino de rosas, al contrario, es un camino lleno de dificultades, de un constante caer y levantarse. Y caer significa errar. Y errar, significa que no se tomaron las mejores decisiones, individuales y en equipo. Y levantarse significa reconocer los errores sin reproches, tener memoria, y seguir andando. Este simple significado de las palabras que componen el camino al éxito no deberían nunca olvidarse. Ni renegar de los errores del pasado, de todos se aprenden, ni confundirlos. Algunos que parecen que lo fueron, en realidad fueron una gran enseñanza o un gran logro, siempre en equipo, por más que vinieran por malas sensaciones o experiencias.

El trabajo de entrenador, está lleno y salpicado de estos errores. Imposible acertar siempre en todos los campos! Y solo se puede llevar a cabo, bajo una profunda confianza en él, sabiendo que habrán muchos errores en el camino y asumiéndolos como propios del equipo. No puedo entender como el ego de un atleta y su egoísmo pueden pretender reprochar a un técnico que intentó “joderle” con tal o cual decisión.
Me he encontrado a lo largo de los años con algunos casos de estos, los cuales me han hecho reflexionar muchísimo si vale la pena tanto esfuerzo, tanto trabajo y tantos “gestos” (demasiados, durante muchos años) durante tanto tiempo, para que se valore de esta manera el trabajo de un entrenador.

Por suerte, los atletas íntegros, solidarios y agradecidos, al menos en mi caso, son una gran mayoría. Y valoran mi trabajo, como se ha de valorar. Y aunque parezca mentira, la sucesión de errores comprendidos, asumidos, y corregidos por parte de ambos (atleta y entrenador) siempre tiene el mismo final: una buena decisión técnica presentada por un entrenador comprometido con su atleta y aprobada por un atleta comprometido con su entrenador, que llevan a la consecución de los objetivos deseados! Es lo que podríamos llamar: “Errar con éxito”!
 
 
 

martes, 11 de diciembre de 2012

Evolucionando bajo la misma filosofía.

Siempre he mantenido que un sistema de entrenamiento ha de estar vivo, ha de evolucionar, ya que las adaptaciones que produce dejan de ser útiles pasado un tiempo y debemos variar el estímulo. Por otro lado, la ambición de querer mejorar, supone que hay que seguir investigando dentro de ese programa como mejorar y optimizar las cargas de entrenamiento.

Siempre tengo la preocupación de buscar como perfeccionar mi sistema de entrenar, mi método, mi cóctel! Esta temporada pasada, después de los resultados de mis atletas, me senté a reorganizar todos los contenidos para encontrar más rendimiento. Sentía que habíamos llegado a un punto en que esa organización estaba a punto de agotarse. Incluso, había sesiones que ya estaban “quemadas” para mis atletas, y era difícil buscar una mejora ante una sesión que ya no es que no motivase, es que se abominaba de ella.  

Si bien las cargas y estímulos iban variando progresivamente estos años pasados, los períodos se mantenían intocables hacía ya demasiado tiempo. Después de verano me convencí que debía buscar la mejora que deseamos en la distribución del trabajo que hacíamos. Dicho y hecho! Rápidamente empezó a fluir la idea de una nueva organización y como acometerla!

Y eso es lo que he hecho este año con la preparación de mis ochocentistas, principalmente. Con la misma idea, con los mismos contenidos, he reorganizado los períodos especificando aún más el entrenamiento de los atletas de esa prueba. He suprimido alguna cosa que no me convencía, he desechado aquellas sesiones “tipo” que ya causaban hastío, variando sobre todo con distancias no tan “quemadas”, he reorganizado alguna sesión hasta dejarla más de acuerdo con mis ideas y he adelantado la aparición de algunos medios que veíamos más adelante. El resultado, sobre el papel, me convence mucho. Creo que así podemos ser más competitivos y aspirar a esos segunditos que nos faltan para estar muy satisfechos con las marcas que consigamos.

Algunas de las acciones donde he actuado:

  • Disminución del período básico I (de 9 a 6 semanas)  y aumento de los período     específico/fundamental (de 9 a 12 semanas) y precompetitivo (de 6 a 9 semanas). Sin intentar perder la parte aeróbica, toda la periodización gana en “lactacidad” y por consiguiente en especificidad para la prueba.
  • Disminución del nº de sesiones de fuerza general  y aparición temprana de las sesiones de fuerza específica.
  •  Especificación del trabajo de velocidad, menos sesiones en medios inespecíficos y más incidencia en fuerza veloz.
  • Aparición más temprana y aumento de las sesiones de trabajo mixto (ritmos equivalentes y superiores al VO2max)
  •  Aparición más temprana de trabajos de carácter lácticos y aumento del nº total de sesiones de este tipo.
  •  Cambios de distancias a trabajar en fraccionados lácticos con objetivo de descarga psicológica.
  •  Supresión de sesiones con medios que no han demostrado su eficiencia en el rendimiento.     

Mis atletas que habían trabajado con el modelo anterior andan perdidos de cómo van apareciendo las cargas. Organizadas, pero de manera diferente a como aparecían otros años. Un ejemplo es la semana que acaba de entrar. Hemos acabado un período de entrenamiento, y el lunes hemos entrado en uno nuevo variando bastante los medios. Nunca antes tan pronto habíamos hecho esto, y aún andan un poco incrédulos que este lunes ya se hayan iniciado unas sesiones que antes debían esperar más tiempo.

Espero con impaciencia que resultado da esta nueva periodización y si los atletas se adaptan y se sienten identificados con ella. Al menos al padre de la criatura le pinta bien la cosa y tiene buenas vibraciones!


viernes, 7 de diciembre de 2012

Complicada mentalidad crossista.

Supongo que por la mentalidad que tengo de afrontar el principio de temporada, no somos especialistas en cross y por ello no solemos rendir demasiado en esta especialidad. No la preparo y casi cada año solamente hemos participado en las pruebas de Noviembre y Diciembre, en las menos importantes y solo de carácter autonómico. No suelo viajar por el circuito de la ANOC. La razón técnica de esta falta de competitividad es clara. Suelo comenzar la temporada de manera suave y muy progresiva, por lo tanto, el acumulo de un volumen mínimo y decente para esta especialidad raya por su ausencia. No por ello somos cojos y negados, nos defendemos bastante bien, pero no al nivel que podría suponerse si la preparación fuera mínimamente específica para esta especialidad.

Anteriormente, cuando el grueso del grupo estaba en categorías de formación si hacía una campaña muy completa de cross. En esa época conseguí reunir, sobre todo un grupo de chicas que consiguieron medallas nacionales por equipos y una selección junior para un europeo. Con el paso del tiempo, me he ido especializando más en mediofondo corto y, evidentemente, tanto el perfil de mis atletas como su preparación se han ido alejando más de esta disciplina.

Tengo un sentimiento encontrado. Por un lado me encanta entrenar en la naturaleza, busco siempre campas, sitios verdes donde poder rodar, sitios que por donde vivimos no hay! Por el otro, estoy alejado de una disciplina que en su esencia me encanta, aunque tenga una pequeña opinión crítica de su situación actual. Se ha convertido para muchos atletas de nivel en el sitio donde desarrollar el sexto o séptimo día de entrenamiento, y no me gusta. El cross es competición, y como tal, hay que competir. Entiendo que actualmente sea un buen sistema de sustento de vida de muchos atletas, pero creo que estamos matando la gallina de los huevos de oro. Algunas carreras llenas de figuras parecen como días normales de oficina. Creo, y es mi opinión, que no debería ser así. Seguramente el sistema de cómo está montado haga difícil cambiar la mentalidad de la actual situación. A mi me gustaría, mas competitividad y quizás el sistema sea dando muy buenos premios por puestos y no fijos de salida. Así, no veríamos el peregrinaje semanal de todos los atletas al mismo sitio “a fichar”, y podríamos verlos entrenar y solamente competir en aquellos crosses elegidos por ellos para demostrar su excelente estado de forma y luchando por unos premios ganados en carrera. Se que tiro posibles piedras en el tejado de mis propios atletas, pero mi visión la enmarco más desde la preocupación técnica de cómo acaba influyendo en el rendimiento de los atletas el devenir semanal actual y desde la de aficionado que no solamente va a ver a las estrellas del barro, sino que busca unos duelos que un tanto por ciento muy bajo de los atletas de élite están ofreciendo.

Por otro lado,  referente a la especialidad y alguna de las pruebas que preparo, dicen como tópico de la especialidad de que el campo a través enseña a sufrir, a correr agónicamente y que es una preparación ideal, en este sentido, para todas las pruebas de mediofondo y fondo. No lo creo así! El cross, si enseña ese aspecto es solo para las carreras de fondo! Las sensaciones agonísticas de un ochocentista son absolutamente diferentes y no se encuentran en ninguna carrera de cross, sino en la gestión mental de los entrenamientos de capacidad láctica. Esas sensaciones, está claro que son específicas a cada prueba y no la podemos achacar exclusivamente a la singularidad del cross.

Llevamos entre 9 y 12 semanas de entrenamiento y hemos salido a competir un par de veces, algunos ninguna aún. Nuestra próxima salida, este domingo,  9 de diciembre, cross de Granollers, referencia desde hace años del calendario catalán de campo a través. Creo que será hora de que todo el grupo haga piña y esté dispuesto a luchar en él! Hay gente que espera su oportunidad para demostrar que no se le ha olvidado correr!


lunes, 3 de diciembre de 2012

Un bambú japonés.

Hoy no escribo yo, hoy toca explicar una de esas historias que circulan frecuentemente por la red y que quizás alguno haya leído alguna vez. La historia bien merece la pena para la ocasión.

Un bambú japonés

No hay que ser agricultor para saber que una buena cosecha requiere de buena semilla, buen abono y riego constante. También es obvio que quien cultiva la tierra no se para impaciente frente a la semilla sembrada, halándola con el riesgo de echarla a perder, gritándole con todas sus fuerzas: ¡Crece, por favor! Hay algo muy curioso que sucede con el bambú japonés y que lo transforma en no apto para impacientes: Siembras la semilla, la abonas, y te ocupas de regarla constantemente.

Durante los primeros meses no sucede nada apreciable. En realidad no pasa nada con la semilla durante los primeros siete años, a tal punto, que un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas infértiles. Sin embargo, durante el séptimo año, en un período de sólo seis semanas la planta de bambú crece más de 30 metros.

¿Tardó sólo seis semanas en crecer? No, la verdad es que se tomó siete años y seis semanas para desarrollarse. Durante los primeros siete años de aparente inactividad, este bambú estaba generando un complejo sistema de raíces que le permitirían sostener el crecimiento que iba a tener después de siete años. Sin embargo, en la vida cotidiana, muchas veces queremos encontrar soluciones rápidas, triunfos apresurados, sin entender que el éxito es simplemente resultado del crecimiento interno, y que éste requiere tiempo…

Quizás por la misma impaciencia, muchos de aquellos que aspiran a resultados en corto plazo, abandonan súbitamente justo cuando ya estaban a punto de conquistar la meta. Es tarea difícil convencer al impaciente que sólo llegan al éxito aquellos que luchan en forma perseverante y coherente y saben esperar el momento adecuado.

De igual manera es necesario entender que en muchas ocasiones estaremos frente a situaciones en las que creemos que nada está sucediendo. Y esto puede ser extremadamente frustrante. En esos momentos (que todos tenemos), recordar el ciclo de maduración del bambú japonés, y aceptar que en tanto no bajemos los brazos, ni abandonemos por no “ver” el resultado que esperamos, sí está sucediendo algo dentro nuestro: estamos creciendo, madurando.

Quienes no se dan por vencidos, van gradual e imperceptiblemente creando los hábitos y el temple que les permitirá sostener el éxito cuando éste al fin se materialice. El triunfo no es más que un proceso que lleva tiempo y dedicación. Un proceso que exige aprender nuevos hábitos y nos obliga a descartar otros. Un proceso que exige cambios, acción y formidables dotes de paciencia.

Tiempo… ¡Cómo nos cuestan las esperas! ¡Qué poco ejercitamos la paciencia en este mundo agitado en el que vivimos…! Apuramos a nuestros hijos en su crecimiento, apuramos al chofer del taxi… nosotros mismos hacemos las cosas apurados, no se sabe bien por qué… Perdemos la fe cuando los resultados no se dan en el plazo que esperábamos, abandonamos nuestros sueños, nos generamos patologías que provienen de la ansiedad, del estrés… ¿Para qué? Te propongo tratar de recuperar la perseverancia, la espera, la aceptación. Gobernar aquella toxina llamada impaciencia, la misma que nos envenena el alma. Si no consigues lo que anhelas, no desesperes… Quizás sólo estés echando raíces…


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