"Esto es lo que te gusta hacer, esto es lo que sabes hacer bien, hazlo hasta el límite y estarás satisfecho". Harry Wilson

martes, 18 de marzo de 2014

Lo fundamental del aprendizaje del ritmo.

Long even-paced running at strong speed increases strength and endurance, even when it is continued closet o the point of collapse

Correr a paso uniforme a ritmo fuerte desarrolla la fuerza y la resistencia aún cuando se mantiene hasta el límite del agotamiento

Arthur Lydiard

En atletismo es fundamental aprender a correr rítmicamente a los ritmos adecuados para preparar el objetivo deseado.

En mi idea del entrenamiento, este proceso es progresivo en el tiempo y va pasando por varias zonas energéticas.
Ahora mismo entramos en pleno desarrollo de los ritmos mixtos y de la resistencia láctica, quizás la etapa más crítica para mis atletas. Se unen ritmos bastante rápidos con un volumen importante para dicha velocidad. Velocidad y volumen no son palabras que caigan bien si de lo que se trata es de trabajar esas zonas energéticas. De hecho surge un miedo escénico difícil de erradicar en las sesiones. A la consabida aceptación del estado de agotamiento y carga que van a tener al final de la sesión, se une la autoevaluación que ocurre por parte de mis atletas dependiendo de los tiempos que consigan, a pesar de que muchas veces no sepan valorar bien sus tiempos, dependientes de demasiadas variables que determinan quizás más que en otras sesiones el tiempo final conseguido.

El desarrollo del período pasa por dos partes diferenciadas. El establecimiento del sentido de ritmo mixto, con una carga láctica mediana, que hace de sostén del estadio superior: el establecimiento de la velocidad de crucero de la prueba y marca objetivo. Ambas capacidades rítmicas vienen determinadas por dos maneras de trabajarlas. Una, con grupos de repeticiones  que sumadas representan una distancia y el ritmo a seguir es la mmp de dicha distancia y separadas de recuperaciones cortas (Esta fórmula, la adapté la temporada pasada, después de que una de mis atletas compartiera un stage de cinco semanas en Flagstaff, USA con el equipo canadiense de mediofondo y me explicase la sesión tan interesante de resistencia láctica que realizaban ellos.). Y dos, con repeticiones y recuperaciones más amplias en las que la sucesión de las series va aumentando la carga láctica y el agotamiento.
Mis atletas toleran mejor la primera de las fórmulas y se les hace bastante más llevadera la sesión. Los motivos son varios: la velocidad a la que transcurre la sesión y las repeticiones "antiestrés" y "fáciles" que se encuentran en ellas. Un ejemplo sería una de las sesiones que realizamos en este momento: en la vertiente de la búsqueda del ritmo específico de la prueba ("ritmo crucero"), pueden ser dos series de repeticiones que suman 1000 metros que se han de correr a ritmo de mmp de esos 1000 metros: 600-400/200-500-300 rec: 2' y 10' entre cada grupo. Cada grupo suma 1000 metros. Es evidente que hay distancias "fáciles" en la sesión como ese 200 inicial del 2o grupo a ritmo de mmp de 1000 metros antes de encarar un 500 más complicado. Este tipo de sesiones son más fáciles de llevar, a pesar de trabajar la misma zona energética, que un grupo de 6x300 con 6' de recuperación.
Otro motivo que aducen es la variabilidad de las distancias, menos estresante que la repetición continua de la misma distancia. Sin embargo trabajo los dos tipos porque creo que son absolutamente complementarias y necesarias para la gestión del estrés específico de la competición. En este campo hay realmente sesiones muy complicadas de gestionar, dos ejemplos en ambas fórmulas serian:

1- 1000-500/400-600-500 rec: 2' y 10' a ritmo de mmp de 1500 ya que cada grupo suma esa distancia.

2- 4x500 rec: 10' (seguramente la sesión más dura y estresante de realizar de todas las que hacen según las valoración de mis atletas.)

En todo caso, estamos en el período más importante del desarrollo específico de la velocidad de la prueba y hay que aprender a querer superarse para gestionar mejor tanto la preparación, como la prueba en sí. No hay mejor competidor que el que sale a la pista dispuesto a enfrentarse al estresante ritmo de la prueba, sabiéndose entrenado para la gestión de un cúmulo de cosas: el ritmo de la prueba, la marca objetivo, la fatiga, etc... Ese atleta hará, con total seguridad de no equivocarme, mejor marca que otro que marque mejores tiempos entrenando, pero con una cierta o importante carga de miedo escénico al enfrentarse a la agonía del desarrollo del trabajo de la resistencia láctica.

Por ello, más que la consecución de grandes "records" entrenando, lo fundamental es aprender a salir a entrenar y competir con la "tranquilidad" de saber el que y el cómo de la sesión o la competición. Los tiempos finales de entrenos así como el registro conseguido en la competición son consecuencias finales de ese aprendizaje.

He empezado con él y acabo recordando otra vez a Arthur Lydiard, y una de sus frases que refleja en mucho esta idea que he intentado explicar:

Successful training is intelligent training, is knowing the way, the what and how…”

"El entrenamiento exitoso es el entrenamiento inteligente, es saber la forma, el qué y el como…”


viernes, 7 de marzo de 2014

No siempre se puede estar preparado para competir.

No siempre se puede estar preparado para competir y los atletas lo han de saber. Es una parte más del entrenamiento. Aprender a gestionar la competición cuando no se está en forma por estar en otra fase de la preparación no solo enseña a perder y a aplicar al máximo el talento que tenemos, sino también a gestionar la mente ante una competición que sabemos que se presenta difícil por no tener a mano las mismas armas que los demás competidores.

Generalmente no suelo preparar mas que una periodización anual, buscando la mejor forma en verano. Sin embargo, creo que un atleta no puede estar casi toda la temporada sin realizar pruebas, sin tener el estímulo de la competición. Por ello, suelo programar algunos croses en los meses de noviembre y diciembre y alguna competición indoor en enero y febrero. Lo he hecho así siempre, soy de la vieja escuela de “milleros” donde el invierno se destinaba a acumular trabajo oscuro que debía convertirse en verano en una gran velocidad de crucero sumada a una buena velocidad terminal. Cuidado, no me refiero a que destino el invierno a grandes “millajes” sino a un extenso trabajo general tanto en la vertiente aeróbica como en la de velocidad y fuerza.

Eso significa que para aquellos que tienen un talento especial, enero y febrero lo utilizan para hacer una pequeña incursión en la pista cubierta, como así ha sido y con buenos resultados, aunque con un plus de estrés, que pasada la temporada indoor me planteo si ha sido bien entendida por alguno de mis atletas. Competir sin ningún período específico para ello es competir sin armas, es demostrar cuanto de bueno eres para este deporte con una simple base de entrenamiento de carácter general, eso sí, base simple pero extensa. Hasta esta fecha, hemos trabajado en el sentido potencia y resistencia la capacidad aeróbica, hemos realizado una buena base de trabajo de fuerza en gimnasio, levantando pesos importantes , trabajado sobre distancias cortas y repetidamente la velocidad y como dije en una actualización anterior, hemos ubicado todas estas sesiones lejos de la pista de atletismo como estrategia para buscar estímulos que no pudieran ser comparados con rayas de la pista. Únicamente, y no desde el principio, hemos utilizado la pista en una sesión semanal de trabajo interválico extensivo con distancias de 200 metros. Es decir, si en alguna distancia podrían haberse defendido mínimamente, hubiera sido en 3000 metros….y no hemos realizado ninguno! Sin embargo, con ese trabajo tan general, hemos competido en 800 metros y 1500.
Esta manera de trabajar ya la he explicado varias veces en este blog.

Sin embargo, a pesar de esta situación, algunos de mis atletas han creído que tan buen trabajo acumulado les podría reportar un rendimiento excepcional, y así es!.....pero con un límite! Y ese límite, que existía, alguno no ha sabido ver cual era, despreciando un tanto los logros conseguidos.
Si para este entrenador, la decisión técnica de competir en esta situación no deja de ser un muy buen ejercicio de autogestión de sus capacidades físicas y mentales, los atletas deberían valorar sus resultados únicamente dentro de ese marco tan especial. Y en ese marco tan especial, conseguir lo que creemos podemos ser capaces es una lotería que no siempre nos toca, más sabiendo que faltando “patas”, nuestra única arma para defendernos en esa situación es la que más se atasca cuando se necesita, la mente!

Se ha acabado la pista cubierta y podríamos haberla acabado con unas marcas que no hemos logrado, pero, tanto lográndolas como sin hacerlo, la lectura debería ser la de tener los deberes hechos durante los últimos meses y por tanto, todas las expectativas y objetivos siguen vigentes. Es cuestión de seguir aprendiendo a utilizar la principal de las armas, la mente, para darse cuenta de ello y seguir trabajando sin prisa pero sin pausa. Pequeños contratiempos pasados no pueden tapar esa evidencia.


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