La experiencia me dice que quien llega a navidades con su
programación realizada con orden tiene muchos números para rendir muy bien en
verano. Estas fechas son siempre la puerta de entrada de lo que puede acontecer
durante la temporada. También supone el momento crítico para aquellos que han
estado llevando su preparación cogida con pinzas, por la actitud delante del
entrenamiento y las sesiones que ha asistido o faltado. Algunos años, he tenido
atletas que han desaparecido durante las vacaciones para mal volver en enero,
faltos de forma, o incluso desaparecer sin siquiera despedirse.
Con mis tres mejores atletas fuera de combate por
particulares circunstancias cada uno, uno podría decir que mis navidades no son
lo motivantes que podrían ser en lo atleticamente hablando. Sin embargo, hace
mucho tiempo que no me siento tan contento con lo que tengo día a día como
ahora. He vuelto al atletismo de toda la vida, al atletismo sencillo,
auténtico, el que llena de verdad a aquellos que amamos nuestro deporte. Si en
una cosa he tenido dificultad estos últimos años que el grupo tenía una calidad
muy contrastada, era explicar a mis atletas que tener más nivel y rendimiento,
tener oportunidades de correr en competiciones importantes y a por importantes
marcas, no estaba reñido con perder la esencia que nos había llevado a
practicar nuestro deporte. Correr mucho parece que tenga que implicar aumentar
la carga de egocentrismo, reducir la sencillez del porque practicamos nuestro
deporte y perder la visión del pasado de donde venimos, con todo lo que ello
conlleva en cuestión de reconocimiento, gratitud o amabilidad para un buen
grupo de personas. En el mundo del atletismo no suelo medir a sus practicantes
por las marcas que atesoran, ni por el sacrificio que hacen (todos lo hacen!),
sino por la capacidad de transmitir el agradecimiento hacia el entorno que le
ha ayudado a dar pasos adelante y mejorar. Para mí, ser bueno no tiene ningún
valor, suele muchas veces generar egoísmo y egocentrismo en deportes
individuales, ganar a toda costa, perder valores e individualizarse cada vez
más. Entiendo que mejorar en nuestro deporte es difícil, muy difícil, pero
justificar algunas actitudes intentando hacerlo en nombre del enorme sacrificio
individual y de los importantes objetivos que tiene un buen atleta, no es lo
que yo entiendo como la esencia de lo que nos mueve a practicar atletismo.
Por eso, mientras espero la recuperación de mis mejores
atletas absolutos, he podido disfrutar desde el inicio de esta nueva temporada
de una sencillez en el día a día que ya creía en cierta parte olvidada, y
encima sin renunciar a ningún resultado, ya que mis chicos, encima, son buenos,
muy buenos, consiguiendo grandes resultados en los primeros croses de la
temporada e incluso las tan ansiadas mínimas para Campeonatos de España.
Comparando ambas situaciones vividas, me doy cuenta de que quizás compensa más
el atletismo que disfruto estas navidades que no ese otro de una mal llamada
élite, incluso con un entorno a veces tóxico del que se rodean cuando pasamos a
practicar un atletismo más serio, y que
muchas, demasiadas veces, provocan conflictos gratuitos que impiden a un
entrenador dirigir con absoluta autonomía y responsabilidad la carrera de sus
atletas con posibilidades de llegar lejos.
A un par de días de Reyes, hemos realizado todas las
sesiones programadas, hemos entrenado en unos cuantos sitios diferentes,
incluso como hoy, con lluvia, y en cada una de las sesiones, la predisposición
de estos chicos ha sido excelente. Hemos conseguido la totalidad de los
objetivos planteados técnicamente para estos días, y lo que es más importante,
con un gran ambiente y sin dudas, ni miedos, ante una sesión difícil de
realizar. Estoy muy satisfecho y orgulloso con cada uno de los atletas que ha
invertido sus vacaciones para superarse atleticamente, ya que sin saberlo
también lo han hecho como personas, integrando un grupo bien avenido entre
compañeros y también conmigo, lo cual me llena enormemente.
Tengo claro que si puedo empapar a todos mis atletas, con
talento y no tan talentosos, grandes y pequeños, aficionados o
semiprofesionales, de que la sencillez que encontramos ahora es el mejor de los
caminos para disfrutar de este apasionante deporte, llegaremos todos muy lejos
y de una manera auténtica, tal como en su día se concibió la idea de que el
atletismo era un deporte de superación personal, pero tanto para el cuerpo,
como para la mente.