Hay un dicho que dice que Francia es preciosa……pero que
lástima de los franceses! Si vas al país vecino te das cuenta de que no es
verdad…..salvo en la capital! Francia es preciosa y sus habitantes también! En
Paris, simplemente viven las élites y estos sí, en un número grande, son
bastante arrogantes y estirados y quieren enseñar que son así.
Cada día siento más que nuestro deporte también es así, al
menos en nuestro país, y con una minoría, al igual que en Francia, pero una
minoría importante que se deja ver. El
atletismo es hermoso, romántico, legendario y lleno de gestas en blanco y negro
y color, pero parece que ahora mismo en nuestro deporte solo cuenten tres letras a las que hay que llegar
de cualquiera de las maneras, MMP, y yo
creo que no, que no todo vale.Y no me estoy refiriendo a métodos prohibidos,
sinó a conductas.
Bertrand Russell, escritor, matemático y filósofo (aunque
según algunas fuentes se le atribuye a Charles Bukowski, escritor y poeta) dijo
en una ocasión que “el problema del mundo es que la gente inteligente está
llena de dudas, y la ignorante, de certezas.“ y desgraciadamente, este
colectivo es bastante más “activo” que el otro, mucho más interesante pero dedicado
a buscar las respuestas a todas esas dudas que más tarde son la enseñanza para
toda una sociedad.
Una vez, hace años, se me acercó un entrenador a principios
de temporada y me comentó de manera inocente que había empezado a entrenar a
“fulanito”, si lo conocía. Ese atleta había sido dirigido por mí meses antes, y, evidentemente, no tuvo el detalle de informarme que había encontrado un
sitio donde creía que estaría mejor que bajo mi dirección. La verdad es que si
algo me dolió fue simplemente recordar cada uno de los días que lo tuve desde
bien joven bajo mis órdenes y creer no
merecer semejante manera de despedirse. Por lo demás, le deseé lo mejor para su
futuro y me apenó que no aprovechase su nueva oportunidad.
Estos años he estado entrenando a una atleta que repetía que
estudios de psicología avalaban la sensación o sentimiento de que una acción o
experiencia negativa equivalía en la
memoria a diez acciones positivas, a lo que yo opinaba de manera contraria solo
por principios. No soy psicólogo ni científico, pero mis principios me impiden sentir
(yo, no otra persona) hacer cargar con una mochila a alguien de que por cada
acción negativa vivida con ella, tuviera que realizar diez positivas para
sacarle esa mochila de encima. Que manera de valorar a las personas y sus
acciones es esa? Me resulta muy desalentador, aparte de acabar menosvalorando de manera importante a las acciones positivas de las otras personas y resultando determinante en las relaciones interpersonales futuras. Soy una
persona y un entrenador que tiene un problema que siempre he explicado, y es
que soy tremendamente despistado…..para lo bueno y para lo malo. Olvido
fácilmente aquellas situaciones desagradables y por otra parte me niego a
pensar de que se deba pagar eso con un precio desproporcionado.Yo echo la
vista atrás y solo veo las buenas
acciones de la gente que me rodea y que me importa. Lo desagradable se
quedó enterrado diez minutos más tarde de cuando pasó la situación. Si acaso,
para mí, diez acciones negativas podrían hacerme olvidar una positiva, todo lo
contrario que lo planteado por mi atleta.
Dicho todo esto, como simples ejemplos de algunas actitudes
que me he encontrado y que tuvieron sus consecuencias, y que raro, con
resultados similares, o sea, inexistentes, me preocupa sobre manera que el
objetivo de nuestros deportistas, cuando maduran y mejoran, sea únicamente
llegar de cualquiera de las maneras a esas tres letras mágicas. Lo siento, repito,
no todo vale, y como no todo vale, el objetivo para preservar nuestro deporte y
hacerlo tan grandioso como siempre lo ha sido no es el de preparar máquinas de
batir records, si no el de preparar y formar personas integras, con principios y
valores, inteligentes y capaces de ver y entender desde fuera, y no desde su ombligo, el recorrido que han
realizado y se plantean seguir realizando. Si a eso le sumamos el talento y
trabajo de cada uno, seguimos juntando gestas legendarias que valorar y hacemos
más grande nuestro deporte.
He visto demasiado seguido estos últimos meses actitudes
arrogantes, atletas enfadados, susceptibles, cerrados y equivocados, o por no
conseguir esas tres preciadas letras, o por todo lo contrario. Pero con qué
autoridad moral decirlo si esa ignorancia a la que se referían Russell o Bukowski
es demasiado atrevida ante cualquier planteamiento inteligentemente razonado.
Seguramente para esas personas valiosas e inteligentes la
solución es seguir buscando resolver las dudas e ignorar aquellas cuestiones
que ya no están, ni quieren que estén, bajo el control de la experiencia ni de
una visión razonablemente objetiva.
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