Día de mucho calado y significado. Reunión con algunos de
mis atletas con importantes decisiones que cambiaran el futuro conjunto de
ellos conmigo. Día de poner sobre la mesa mis impresiones, de explicar cuanto
me compensan algunas de las cosas que me rodean, de explicar que ya no pueden
ser muchas actitudes y de escuchar las inquietudes, preocupaciones, motivos y
decisiones tomadas por ellos. Día de recibir a gente nueva y dirigir mi primer
entrenamiento de esta nueva temporada. Día de explicar con motivación, una
programación anual realizada con mimo, independientemente del nivel del atleta.
Día de comprobar que gente esperada no hizo acto de presencia y que quizás esta
aventura atlética ya no motive lo suficiente. Día de llamadas, de confirmación
de compromiso, de órdenes de entrenamiento, de citas atractivas de posibles
compromisos atléticos cercanos y futuros. En pocos días estaremos todo el grupo
junto en marcha, con importantes y motivadoras incorporaciones y retos
atractivos.
Y día de reflexión y confirmación de mis principios y
valores por encima de unas simples sesiones físicas. Por la noche, nada más
indicado que una de esas sesiones de motivación importante con la visión de
Invictus, grandioso mensaje de cómo poder cambiar tu destino a partir de tus
sacrificios, convicciones y valores. Película llena de frases poderosas, que
generan identificación al 100% a la causa por la que este entrenador lucha día
a día, durante unos cuantos años ya.
“Como podemos soñar con algo grandioso, cuando no tenemos
nada con lo que soñar? Como hacer soñar a todos cuanto nos rodean?”
“No oís? Escuchad a vuestro país! Es ahora o nunca! Este es
nuestro destino!”
Hoy, martes 11, día festivo y otra señal en el mismo
sentido. Vuelvo a recordar a Asun Estruch leyendo el mundo deportivo. Que gran
mujer, que personalidad e intensidad en todo lo que se aplicaba. Hoy,
recordándola, he visto reafirmado mi camino como entrenador y el sentido que
quiero darle a este camino. Somos un equipo, un grupo, con una formación, unos
compromisos y unos valores a inculcar. Quiero ser más que unas simples series
de mil, quiero ser más que unas simples marcas. Quiero entrenar a superar
problemas y disfrutar de todas las batallas interiores ganadas. Quiero enseñar
a valorar cuanto vale el sacrificio que realizamos y como hemos de disfrutarlo.
Quiero que veamos las caras del triunfo y la cara del trabajo y la derrota. Y
por supuesto, en el ámbito en que trabajamos, quiero lograr los objetivos
marcados para todos mis atletas, que todos se sientan realizados y aquellos que
no lo consigan dentro de 10 meses, que estén preparados para levantarse y
volver a intentarlo. Estoy plenamente convencido que así se consigue correr
mucho más de lo que podemos llegar a creer. Las marcas no están en la pista,
están en nuestro interior!
Hoy hago mío el final del poema de finales del 19, que sirve
de lema a la película y que inspira mi compromiso, mi libertad y mi liderazgo
en lo que llevo a cabo:
“Soy el amo de mi destino, soy el capitán de mi alma”
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