Mi valoración final de esta temporada es de un notable, un 7
diría. Es difícil conseguir el 100% de los objetivos planteados para todos mis
atletas. Ha habido éxitos, muy buenas y buenas marcas, y, como en todo grupo de
entreno, problemas. Con los datos fríos en la mano, podemos decir que se han
logrado muy buenos cronos con bastantes atletas, hemos vuelto a ganar un
campeonato de España, hemos logrado ser internacionales absolutos y sacado medalla
en un campeonato de España absoluto. Hemos seguido pisando la final absoluta de
una prueba muy difícil como los 800 metros. Hemos sido partícipes de un gran
record de 4x400. Hemos recuperado a un atleta después de dos años lesionado y
hemos logrado muchas marcas personales (a propósito, se que debo unas cuantas
pulseras, pero no estábamos todos para hacer fiestita y celebrarlo, así que en
septiembre saldo mis deudas!). Pero no todo se justifica con simples marcas en
carreras. Hemos tenido diversos problemas que nos han mermado el rendimiento
muchas veces. Y tenemos que arreglar eso y valorar que es lo mejor para el
atleta y porque no, lo mejor para este entrenador y este grupo de entreno.
También hay sitio para otro tipo de valoraciones, muy
positivas. Hay gente que hay que valorar el esfuerzo descomunal que ha hecho
esta temporada. Tengo atletas que solo han vivido entre sus estudios y los
entrenos, dejando de lado el resto de actividades. A esos atletas les debo un
reconocimiento, creo que el trabajo que han hecho ha sido excepcional en ese
sentido. Tengo atletas que han bordado la programación que hemos llevado a
cabo. Diseñada en septiembre y siendo una verdadera apuesta arriesgada, hemos
sabido llevarla a cabo de manera impecable, y se ha visto en el resultado final
de toda la temporada. En la vida, hay muchas caras y se pueden valorar las
cosas desde muy diferentes prismas.
Me preocupa aquellos atletas que lo han intentado y que no
han conseguido ningún rendimiento en su temporada, y más para el que ha
encontrado una forma excelente pero ni así ha podido estar a su nivel. Hay que
solucionar los problemas de actitud, los miedos, presiones externas, etc… que
han condicionado el rendimiento de estos atletas. Son con los que más
responsabilizado me encuentro, no he sabido arreglar sus problemas por más que
ellos pusieran la mejor de sus voluntades.
También habrá que poner sobre la mesa los diferentes egos de
mis atletas. En un deporte individual, el ego de cada uno es el que parece
decidir el camino de cada deportista. Aquí chocamos en la filosofía de la
cuestión, ya que no considero a este deporte, individual, sino de equipo.
Equipo formado mínimamente por dos personas, atleta y entrenador, amén de otros
posibles integrantes ( grupo de entreno, fisio, médico, psicólogo, club,
etc….). Este ego existe, aquí y en todas partes, y ha mermado en alguna ocasión
de manera determinante el rendimiento de algunos de mis atletas. Nos sentaremos
a hablar, pondré sobre la mesa el problema y se resolverá de acuerdo a los
intereses individuales del atleta o en beneficio de la filosofía de este grupo
de entreno. Hay vicios de hace muchos años que han llegado a su fin en este
sentido.
Vienen tiempos duros, de más sacrificios si cabe. Eso hace
que la valoración del futuro esfuerzo tenga que ser aún más importante. Eso lo
han de entender todos en este grupo de entrenamiento, valorar en su justa
medida el esfuerzo de cada integrante de este grupo. Por eso, renovado mi
compromiso con mi grupo y sabedor del esfuerzo que voy a hacer, sabiendo las
dificultades que me voy a encontrar, quiero atletas fieles, responsables,
justos y con inexistencia de egoísmo y egos orgullosos.
A cambio, yo les ofreceré a todos mis atletas, mis años de
experiencia, mis conocimientos, mi plena dedicación y motivación y les diré que para mí, cualquier tiempo
pasado, se puede mejorar.
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