Cuando entrenas a atletas con talento que se van haciendo
adultos y pasan a tener más necesidades para perfeccionar su rendimiento, el
equipo, poco a poco, se va ampliando. Médico, fisiólogo, psicóloga,
fisioterapeuta, nutricionista son elementos que se van incorporando en la
medida que nuestro atleta va adquiriendo madurez y un rendimiento más alto.
También, por aumentar nuestro círculo de relaciones debido al nivel deportivo,
empiezan a pulular o aparecer personajes, que bajo una buena licenciatura
relacionada con nuestra actividad y que por ello, quizás escuchamos o
recurrimos a ciertos o puntuales servicios, acaban mostrándonos e intentando
captar a, cada vez más, nuevas pseudociencias dirigidas, increíblemente, a
gente formada y con recursos, para: a/ establecer una dependencia, y b/ enriquecerse
a través de esa dependencia.
Hace pocos días, aconsejados, consultamos a un
fisioterapeuta licenciado sobre unas molestias concretas, bajo la seguridad de
que ese personaje podría darnos una solución a un pequeño problema, que si bien
nos deja entrenar perfectamente, es un pequeño incordio muchas veces presente.
Mi atleta acudió solo a esa consulta, y por lo visto, encajaba perfectamente en
el perfil de persona que podría resultar influenciable y captable a la causa.
El fisioterapeuta haciendo gala de un intrusismo sin nombre,
dejó su ocupación de lado para intentar “vender” su producto. Se presentó como
Psiconeuroinmunologo y pasó a vender su pseudociencia, los productos
relacionados y su método de entrenamiento basado en los movimientos básicos del
hombre del Paleolítico, el “Paleotraining” y su particular manera de llevarlo a
cabo, Paleonutrición por ejemplo! (Nada de burritos, nada de pizza, nada de
Cokes, nada de birras, solo los alimentos que podía encontrar el hombre en el
paleolítico! Por dios Ferràn Adrià! Di algo!).
A través de una explicación llena de vocablos técnicos, el
“infumable” individuo vino a decir que la ciencia, SU ciencia, demostraba que
la práctica médica convencional iba hacia una dirección equivocada y que su
Psiconeuroinmunología tenía la respuesta global a toda curación, sobre todo a
la curación del mal de mi atleta. Con habilidad, utilizando las palabras
precisas, jugando con las emociones de alguien que acude en busca de aferrarse
a un clave ardiendo, creó la precisa confusión, para que una vez fuera, mi
atleta mostrase un pequeño poso de influencia y estableciera dudas razonables
sobre que habían hecho sus médicos hasta entonces y lo que le ofrecía el
“chamán” de turno. Por supuesto, de eso no había duda alguna, para empezar
había que abrir la cartera!
Como técnico, después de esa experiencia, tuve que hacer
horas extras para volver a hacer entender a mi atleta, de lo equivocada y
peligrosa que era esa propuesta (el “gran mufti” le llegó a dar el teléfono de
un ganadero donde comprar, directamente y sin intermediarios, la carne adecuada
a la dieta que debería seguir, UN VERDADERO PELIGRO!), También el resto del
equipo que lo lleva tuvo a intervenir para poner cordura en la historia. Sin
embargo, me rindo ante la habilidad del “gran salvador”, a día de hoy, mi
atleta aún tiene en mente la posibilidad de porque no probar nuevas “vías” si
las médicas convencionales le dan diagnósticos que no le gustan. La habilidad
de este nuevo (y nuevos, porque se multiplican) dios para influenciar y captar
nuevos adeptos, está fuera de toda duda.
La cuestión, es que cada vez más surgen personajes que
tienen “algo” que decir autoproclamándose “guardián de todas tus soluciones”.
Pseudocientíficos, o simples profesionales que cruzan la línea de donde acaba
su labor, o los amigos y conocidos de turno que sin ninguna formación
específica recomiendan tal u otra solución. Las personas, y si destacan aún
más, recibimos demasiada información con poca o nula precisión y mucha,
demasiada, carga ignorante.
En deporte, esto es un verdadero peligro. Perder el control
del sentido común es sinónimo de pérdida de rendimiento, pero cuidado, aún más,
el precio a pagar puede llegar a ser más alto. Calentar banquillo un par de
añitos es una posibilidad nada despreciable cuando de seguir a estos
“vendehumos” se trata.
2 comentarios
Coincido totalmente contigo Andrea. Lo que me parece más triste a la vez que preocupante es que situaciones como esta que describes cada vez se dan con más frecuencia y ahora salen como hongos perroterapeutasflauta que como muy bien dices tienen una titulación universitaria y parece que eso ya les capacita para tener el dón de hacerse expertos en todo lo que pillan en su campo visual o imaginativo. Y además lo intentan avalar cobrando un pastizal, porque en este país también tenemos la curiosa costumbre de mantener una relación directa e inequívoca entre los conceptos caro y bueno, pero eso si, poniendo más interés en saber qué es lo caro sin tener claro qué es lo bueno...y así nos va.
Al margen de este comentario aprovecho para felicitarte por tu blog y por tu trabajo como entrenador. En ambas tareas te sigo y aprendo. Saludos.
Miguel.
Completamente de acuerdo contigo, Miguel. Y muchas gracias por los halagos. Intentamos trabajar lo mejor que sabemos. A veces acertamos y otras tantas erramos, intentando asumir y corregir esos errores.
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