“Correr a paso uniforme a ritmo fuerte desarrolla la fuerza y la
resistencia aún cuando se mantiene hasta el límite del
agotamiento”
Arthur
Lydiard
En atletismo es fundamental aprender a
correr rítmicamente a los
ritmos adecuados para preparar el objetivo deseado.
En mi idea del entrenamiento, este proceso
es progresivo en el tiempo y va pasando por varias zonas energéticas.
Ahora mismo entramos en pleno desarrollo de
los ritmos mixtos y de la resistencia láctica,
quizás la etapa más crítica para mis atletas. Se unen ritmos bastante rápidos con un volumen importante para dicha velocidad. Velocidad y
volumen no son palabras que caigan bien si de lo que se trata es de trabajar
esas zonas energéticas. De hecho surge un miedo escénico difícil de erradicar en
las sesiones. A la consabida aceptación
del estado de agotamiento y carga que van a tener al final de la sesión, se une la autoevaluación que ocurre por parte de mis atletas dependiendo de los tiempos
que consigan, a pesar de que muchas veces no sepan valorar bien sus tiempos,
dependientes de demasiadas variables que determinan quizás más que en otras sesiones el tiempo final conseguido.
El desarrollo del período pasa por dos partes diferenciadas. El establecimiento del
sentido de ritmo mixto, con una carga láctica
mediana, que hace de sostén del estadio superior: el establecimiento de la velocidad de
crucero de la prueba y marca objetivo. Ambas capacidades rítmicas vienen determinadas por dos
maneras de trabajarlas. Una, con grupos de repeticiones que sumadas representan una distancia y el
ritmo a seguir es la mmp de dicha distancia y separadas de recuperaciones cortas
(Esta fórmula, la adapté la temporada pasada, después de que una de mis atletas compartiera
un stage de cinco semanas en Flagstaff, USA con el equipo canadiense de
mediofondo y me explicase la sesión tan interesante de resistencia láctica que realizaban ellos.). Y dos, con repeticiones y
recuperaciones más amplias en las que la sucesión
de las series va aumentando la carga láctica
y el agotamiento.
Mis atletas toleran mejor la primera de las
fórmulas y se les hace bastante más llevadera la sesión. Los motivos son
varios: la velocidad a la que transcurre la sesión
y las repeticiones "antiestrés" y "fáciles" que se encuentran en ellas. Un ejemplo sería una de las sesiones que realizamos en este momento: en la
vertiente de la búsqueda del ritmo específico de la prueba
("ritmo crucero"), pueden ser dos series de repeticiones que suman
1000 metros que se han de correr a ritmo de mmp de esos 1000 metros:
600-400/200-500-300 rec: 2' y 10' entre cada grupo. Cada grupo suma 1000
metros. Es evidente que hay distancias "fáciles"
en la sesión como ese 200 inicial del 2o grupo a ritmo de mmp de 1000 metros
antes de encarar un 500 más complicado. Este tipo de sesiones son más fáciles de llevar, a pesar de trabajar la misma zona energética, que un grupo de 6x300 con 6' de recuperación.Otro motivo que aducen es la variabilidad de las distancias, menos estresante que la repetición continua de la misma distancia. Sin embargo trabajo los dos tipos porque creo que son absolutamente complementarias y necesarias para la gestión del estrés específico de la competición. En este campo hay realmente sesiones muy complicadas de gestionar, dos ejemplos en ambas fórmulas serian:
1- 1000-500/400-600-500 rec: 2' y 10' a
ritmo de mmp de 1500 ya que cada grupo suma esa distancia.
2- 4x500 rec: 10' (seguramente la sesión más dura y estresante de realizar de todas las que hacen según las valoración de mis atletas.)
En todo caso, estamos en el período más importante del desarrollo específico
de la velocidad de la prueba y hay que aprender a querer superarse para
gestionar mejor tanto la preparación, como la prueba
en sí. No hay mejor competidor que el que sale a la pista dispuesto a
enfrentarse al estresante ritmo de la prueba, sabiéndose entrenado para la gestión
de un cúmulo de cosas: el ritmo de la prueba, la marca objetivo, la
fatiga, etc... Ese atleta hará, con total seguridad de no equivocarme, mejor marca que otro que
marque mejores tiempos entrenando, pero con una cierta o importante carga de
miedo escénico al enfrentarse a la agonía
del desarrollo del trabajo de la resistencia láctica.
Por ello, más
que la consecución de grandes "records" entrenando, lo fundamental es
aprender a salir a entrenar y competir con la "tranquilidad" de saber
el que y el cómo de la sesión o la competición. Los tiempos finales de entrenos así como el registro conseguido en la competición son consecuencias finales de ese aprendizaje.
He empezado con él y acabo recordando otra vez a Arthur Lydiard, y una de sus
frases que refleja en mucho esta idea que he intentado explicar:
“Successful training is intelligent training, is knowing the way,
the what and how…”
"El
entrenamiento exitoso es el entrenamiento inteligente, es saber la forma, el qué y el como…”
1 comentario
Andreu anímate en escribir, que seguro que tienes muchas cosas que contarnos a tus lectores!
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