Gracias a esos resultados, se han abierto las puertas a
colaborar a nivel federativo, tanto estatal como catalán, en diversos campos y
han aparecido las pequeñas ayudas pública en forma de becas. Por el
reconocimiento a mi trabajo, por el apoyo recibido y por la ayuda, que todo
suma, estoy muy agradecido a los responsables que han confiado en mí.
Mi talante siempre ha sido en colaborar en las máximas
actividades posibles para así mantener vivo el sector al que pertenezco, medio
fondo y fondo, y que de esta manera todos los atletas de nuestro entorno
pudieran beneficiarse con buenas competiciones y alguna que otra ayuda
federativa, los míos incluidos.
El problema a este reconocimiento, esta colaboración, es que
a veces perdemos la condición de entrenador de club con la que nos iniciamos,
lo cual asumo, y a cambio entremos en un círculo donde impera la política y un
juego de intereses que nada tiene que ver con el trabajo técnico y sordo que
día a día desarrollamos en nuestra pista.
Es lo que me está ocurriendo ahora mismo. Un pequeño, o
gran, conflicto de intereses, una pelea, quizás absurda, por cuotas de poder a
nivel federativo, ha acabado con un grupo de entrenadores, entre los que me
encuentro, como víctimas colaterales de un problema ajeno a ellos. Me fastidia
que esto mate la esencia de lo que creo y me gusta, el simple placer de
colaborar trabajando en aquello que me apasiona, y que se vea envuelto en una espiral
de problemas que no debería existir en mi quehacer diario. Este sinsentido se
ha cargado un buen plan de tecnificación, muy trabajado y con futuro, y un buen
equipo para llevarlo a cabo. Una pena.
Mi única intención siempre ha sido colaborar dentro de un
marco que me sienta cómodo, lo cual no es difícil, ya que de “egoístas
impresentables” hay muy pocos y esos pocos ya se han destapado y han dado
muestra de su poca habilidad al intentar fiscalizar mi trabajo y el de otros
compañeros, patético! Así que sigo con mi afán colaborador, si las personas
valen la pena, aunque este juicio injusto que nos ha sorprendido y nos señala,
me ha hecho pensar en lo miserables que llegamos a ser a veces la especie
humana.
Quiero seguir colaborando, si así me lo piden, quiero seguir
con mi trabajo tranquilo, quiero conseguir mejores resultados y quiero que no
politicen mi trabajo ni lo fiscalicen. Quiero ser entrenador “normal”, no
asumiendo daños colaterales. Mi trabajo es duro, paciente y poco reconocido,
igual que el del resto de mi colectivo. Quiero y pido, que, por haber querido y
querer colaborar, por querer tener resultados, no me pongan en ningún punto de
mira de nadie. Es eso posible?
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