Así, aprendí que solamente podía aspirar a conseguir mis
metas si seguía ese camino tal como lo habían diseñado, fueran cuales fueran
las circunstancias. Y por encima de todo, aprendí unos principios y valores
para poder cumplir el compromiso que mi entrenador adquiría conmigo para que yo
y únicamente yo, consiguiera mis metas. Nunca, por más problema que tuviese, se
me ocurrió fallar a ese compromiso. Si estaba hundido por un mal resultado, si
estaba apático porque no me salía nada, si tenía cualquier tipo de problema,
tenía muy claro que el camino era el diálogo, jamás el huir. Era fácil entender
que el camino era el diálogo, como podía esperar que no me comprendiese la
persona que perdía el tiempo en conseguir que yo consiguiera mis metas? He
visto multitud de atletas huir, abandonar, sin entender estos principios. Jamás
vi ninguno que consiguiese nada, y si muchos que acabaron entendiendo la
“imbecilidad” que hicieron en su día.
Así pues, mi entrenador, por encima de todo, era el guía en
el que poder confiar y depositar toda mi esperanza y admiración al saber que,
nadie más que él, quería lo mejor para mí como deportista y persona.
Intento formar a mis atletas bajo esas premisas, aunque no
siempre lo consigo. Por eso, muchas veces, demasiadas, me compensan más
pequeños logros de atletas no tan buenos pero con un comportamiento y actitud
encomiables. Por lo mismo, otras tantas veces no retuve o perdí grandes atletas. U
otras veces tuve que aguantar espectáculos a gritos muy hirientes e injustos
delante de todo el mundo, como esta misma temporada. Por suerte, también de
tanto en tanto, me llaman para agradecerme lo que hice, aunque en ese momento
no se diesen cuenta pero si años más tarde (y me cuentan lo que han echado de
menos seguir corriendo y mejorando y cuanto pagarían por volver a tener esa
oportunidad). También, en la misma situación, he dicho NO a muchos atletas,
sabiendo que ya no puedo aportar nada a su formación demasiado egoísta, ya que
no entiendo el entrenamiento solo en la parte física, la personal va unida y es
determinante, para mí, en la consecución de resultados.
Hoy me explicaba un buen amigo de que a un atleta de gran
talento le acosaban en mayor o menor medida 4 conocidísimos entrenadores para
captarlo y entrenarlo. Su actual entrenador, con buen criterio, me explicaba
que no tiene intención de retener al atleta, al contrario, sabe que para
progresar deberá ir a otro sitio, pero que a la vez le repugnaba la actitud tan
acosadora de alguno de esos posibles sitios. El atleta, de momento, pasaba por
uno de los estadios por el que todo atleta transita durante su carrera
deportiva: el reconocimiento y el apoyo total a su actual técnico.
Y es qué jamás he entendido a aquellos atletas que han
decidido volcar toda la responsabilidad de sus errores en su entrenador. Su
frustración, sus errores, su mala actitud las acaba pagando quien más ha
intentado corregir justamente eso. Me parece la peor de las situaciones, es
indigno y me rebelo ante eso. Trabajo, sacrificio, compromiso y responsabilidad
delante de todos los implicados, clubs, sponsors, etc…se quedan en nada. No hay
principios, no hay valores y lo único que existe es una ofuscación injusta y
rancia. Aparece el peor de los egoísmos y la reflexión deja de existir en toda
su extensión. Bajo pretextos muy poco argumentados y llenos de “fantasmas” lo
que antes era un referente ahora ya no sirve de nada. No hay nada que hacer, el
atleta ha llegado a unos de los posibles estados finales, la autosuficiencia,
mal o bien llevada, pero en la que esa referencia ya no tiene mucho que
aportar.
Ser referente es la clave, la clave para educar física y
emocionalmente. Sigo en ello, sin esa educación, no encuentro el sentido para
llegar a ninguna parte.
2 comentarios
Un muy buen articulo, realista y constructivo. Se a de querer mucho el atletismo para escribirlo.
Gracias Jaume! Quien no quiere al atletismo? No conozco a nadie que haya disfrutado de él y haya salido por la puerta de atrás aborreciéndolo. Es nuestro "leiv motiv", lo que da sentido a nuestras vidas, en los éxitos y los fracasos. Hasta para aquellos que se fueron de él con una mala experiencia, lo llevan dentro.
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