No me gusta personalizar demasiado mis escritos, pero la ocasión merece la pena. La historia de hoy va de eso, de sacrificio. Resulta que hace meses entreno a una nueva atleta. No se si es lista o no, no se si malgasta su tiempo o no, no se si es sacrificada o no, pero en los pocos meses que la entreno me ha dado muestras de querer integrar ese grupo de gente que está dispuesta a sacrificarse para disfrutar de su pasión, correr! Era una gran promesa por sus resultados de pequeña (aunque opino que no tocaba correr tanto en esa edad) y sus problemas musculares primero, con el hierro después y finalmente un problema más serio de lo que le puede tocar a un deportista, han hecho cortarle la proyección que tenía. Llegó hasta mí, buscando un buen grupo, una buena atención y con la intención de que pudiera ayudarle a superar todos esos males y correr mucho, tanto como se le supone por calidad. Empezamos a entrenar en precario, siempre con dolores, mientras los médicos del CAR de Sant Cugat buscaban un diagnóstico y una solución definitiva a sus problemas de espalda. Con una medicación provisional que finalmente no ha servido para mitigar sus dolores, fue entrenando día a día y sufriendo todas las noches por el esfuerzo realizado. Finalmente, hace semanas, la solución. Una operación quirúrgica solucionaría su problema, problema cada vez más doloroso y que en las últimas semanas se volvió muchas veces insoportable y no nos dejó trabajar. No dudó ni un minuto en decir que quería ser operada de inmediato, y la maquinaria para ese fin se puso en marcha.
Pero todo esto ya es historia! El jueves pasado, mi atleta ingresó en el Hospital de Tarrassa para ser operada el viernes por la mañana. La operación fue muy bien, y parece que no hay rastro ya de un pequeño tumor benigno que martirizó demasiado, mucho más de lo que merece un deportista, a mi atleta. Hoy domingo, Anna ya está en casa. Ha sacrificado muchísimos años luchando con las lesiones, hasta que tuvo que dar un paso adelante, ser valiente y no dudar en entrar en quirófano. Su valor, su insistencia, diríamos que su terquedad para querer llegar, a pesar de los problemas, no puede quedarse sin premio. Cuando llegó al grupo, pronto pude adivinar a alguien con talento, una buena respuesta aeróbica y una gran capacidad láctica, un buen cóctel para una ochocentista! Solamente faltaba por comprobar su nivel de sacrificio, sus prioridades y su valentía y decisión para encarar un trago como este, para poder conseguir correr tanto como ella quiera. Será demasiado fácil entrenarla, y más aún conseguir resultados. Solamente por la actitud mostrada en esta experiencia, tiene todo ganado. Esperemos que, superado lo difícil, no se deje en la recta final. Como en un ochocientos, la marca final esta ahí. Animo Anna, el verano es tuyo!

3 comentarios
Que bien viene a este texto la frase de Luismi Berlanas, "A los deportistas no hay que desearles suerte, hay que desearles justicia",... aunque un poquito de la primera nunca viene mal.
Pues eso, justicia y suerte para Anna.
Y un BESO por si sirve para algo además de animarla.
Gracias a los dos por los ánimos. Viejo, el otro día uno de los motivos por los que te llamé fue este, avisarte que habían operado a Anna. Y....me olvidé!!!
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