Hace días vi una buena película, “Sully”, que narra la
experiencia vivida por el piloto Chesley “Sully” Sullenberger en enero de 2009, cuando, después de un
accidente con aves que anuló sus dos motores, aterrizó con su Airbus 320 en el
río Hudson y salvó la vida de las 155 personas que iban a bordo del avión. La
película narra los días posteriores al accidente y a la investigación a la que
fue sometido cuando todas las simulaciones realizadas por la compañía y las
aseguradores aseguraban que podría haber aterrizado sin problemas en el
aeropuerto de La Guardia (NY). La película principalmente nos muestra el estado
anímico y emocional del que era considerado un héroe ante la experiencia vivida
y la evaluación pública de la que estaba siendo objeto. La película toma
sentido hacia el final, cuando el protagonista muestra su disconformidad con la
investigación abierta, exponiendo de que obvian en las simulaciones la
principal y determinante variable: el Factor Humano!
Y aquí es donde enlazamos con nuestra actividad. La teoría
del entrenamiento avanza, siembra nuevas ideas, nuevos métodos, teoriza y queda
reflejada en artículos, en libros, conferencias y cursos. Sin embargo, siempre
he pensado que la base de todos esos estudios estaban basados en seres perfectos
e imperfectos a la vez. Muchas veces pienso que el deportista, como ser humano,
difícilmente puede ser modelo fiable de un estudio. Cualquier condicionante
diario determina un resultado diferente. Siento que gran parte de toda aplicación de
uno u otro método está completamente condicionado por el factor humano. La
interpretación de la teoría aplicada por el entrenador y la elección de los
contenidos, la recepción de esa
información y su aplicación por parte del atleta, la corrección técnica, la
interrelación humana entrenador-atleta, las emociones y y la influencia
exterior sobre ambas personas, son las variables condicionantes que dan UN
resultado y no OTRO. En definitivas cientos de variables emocionales que
confluyen en la misma respuesta dada por el piloto a su comisión de
investigación: olvidamos el Factor Humano que condiciona absolutamente toda una
preparación haciéndola única e individual para cada atleta, para cada entrenador.
Los atletas europeos seguimos haciendo las mismas marcas de
manera general que hace 30 y 40 años, donde ya se realizaban marcas en torno a
1’43’’, 3’32’’, 13’15’’, 27’30’’ etc.. O sea, si la teoría del entrenamiento ha
avanzado evolucionando y seguimos haciendo las mismas marcas, podríamos llegar
a la conclusión de que es el factor humano quien condiciona el rendimiento de
los atletas (amén de todas las demás actividades de la sociedad). Los grandes campeones lo fueron, lo son, porque tenían el talento para serlo y querían serlo, y encauzaron todas sus decisiones emocionales a tal fin. Puede que sea
una conclusión demasiado simple, que quizás el estado de bienestar y otras muchas
causas hayan condicionado también esa circunstancia, pero estamos en realidad
hablando de lo mismo, llegamos a la misma conclusión, es el hombre o la mujer
quienes han condicionado el recorrido de sus acciones.
Llevo gestionando los pasos deportivos de muchos atletas en
los últimos años. He tenido la suerte de convivir en concentraciones con los
más grandes talentos jóvenes de nuestra Federación, he visto la carrera
deportiva de muchos atletas desde jóvenes, he visto como trabajan muchos
colegas, sus mensajes, sus creencias, sus métodos. He podido escuchar cientos
de anécdotas de grandes campeones. Después de empaparme de tantas experiencias,
creo firmemente que el Factor humano es quien ha determinado los resultados de
cada individuo, a través de sus propias decisiones y las de su entorno técnico.
Buenos atletas que no han podido conseguir los resultados que soñaban, talentos
increíbles que han visto realizado sus sueños, “currantes” que han conseguido
triunfar, pequeños entrenadores que han conseguido el teórico éxito reservado a
centros de alto rendimiento. Todo un sinfín de combinaciones conseguidas a
través de la interpretación y aplicación de toda una línea de trabajo, de la
gestión de ella y de la confianza por parte de un equipo, atleta y entrenador, y de una manera particular de convivencia
entre ambos.
Finalmente llego a la conclusión de lo que pienso con una famosa
frase de Peter Coe: “Entrenar es un arte, basado científicamente, pero sigue
siendo un arte”. El “arte” de saber interpretar en cada momento el factor
humano que condiciona la vida de cada individuo, en este caso, atletas y
entrenadores.